circulantes marinos soplaron dentro de la trompeta de gas. la saliva proveniente del talismán dentro de algún tentáculo perdido, sabía a pollo. en el arcoiris hecho de tormentas, la fuerza de los inválidos de amor resonaba en el altermar.
con rosas marinas encapsuladas en labios todavía no compartidos, la luz que no parpadea guarda la esperanza del grito silencioso, del grito por algo prohibido y descabellado, y tal vez del deseo de aterrizar. sus abrigos hechos a mano por la mano que nunca tocaron desnuda, no los cubrieron lo suficiente. las brazadas de poseidón eran demasiado gélidas para sus recuerdos de calor.
-¡Váyanse a casa melancólicos! -aulló el pacífico.
-Aquí no hay lugar para lágrimas viajeras. -continúo susurrando violentamente.
los mástiles se quebraban fácilmente..., algo que ellos conocían ya demasiado tiempo atrás; lo que los traía al viaje dionisiaco. aún así, los hombres de mar no se movían. totalmente inmovilizados, unos, con los ojos cerrados, otros aterrados, otros sacrificando los tatuajes de cada puerto, pero todos unidos, permaneciendo en el vértigo de sus añoranzas.

Así iluminaron las perforaciones del cielo.

..tomados de los eternos furores en instantes privados de tiempo, su fotosíntesis enamorada se redujo a cenizas luminosas, ascendiendo cinco luciérnagas de vapor.