El teléfono suena siete veces antes de que Antonio conteste en el incansable sueño alfa.
Al otro lado hay un silencio que se le hace conocido seguido de un semi -suspiro. Aunque se alegra de la noticia lejana de Moscú no deja de lado ese sabor a cartón corrugado cuando ella se fue con la promesa de que no lo buscaría.
Con vos murmurada ella le cuenta que ha recorrido las calles que antes vieron: los lugares secretos de la opera de parís o el areópago griego donde casi se declaran amor eterno.
Antonio guarda silencio mientras la modorra se disipa; tal vez es demasiado importante todo lo que él piensa decirle. Como siempre sucede, todos discursos, diálogos y hermenéuticas se alejan con las descripciones de lo que ella hace en su lejanía…Contesta en monosílabos y luego contra-ataca con una buena frase:
- Extraño su olor a diccionario de turco-español.
Hay un silencio en la lejanía y luego una risotada: ella se descoyunta por lo ocurrente que es…tan distantes y aún conserva esa capacidad de hacerla reír de la manera más tonta. Él sabe que ha dado en el blanco, porque construyeron su mundo con palabras y no dejado de ser así desde hace eones, mucho antes de que se marchara al exilio y el no hubiese tenido las gónadas para irse con ella.
- Extraño la manera en que me vuelve homérica.
Una señal sonora, indica que ya se ha acabo el tiempo de hablar y los dos se susurran algo inaudible para cada cual.
…..La voz se corta.
Ella sale de la cabina congelada y descubre que ha marcado mal el teléfono…
Antonio amanece emocionado, porque su amor del pasado por fin lo llamo….aunque lo dejo pensando en que era eso de volverse homérico.