Ojos Ciegos
Un atardecer tranquilo, como cualquier otro, salí a caminar por las oscuras calles de Santiago...
Fue algo normal, porque lo hacía con frecuencia… Noté que mi vecina caminaba con sigilo, mientras su perro orinaba en la puerta de mi casa… fue algo desagradable.
Caminé con disgusto, para tranquilizarme encendí un cigarrillo, tomé asiento por ahí cuando se me acerca un “Voladito” con el pito de marihuana en la mano y me dice así: “Socio, ¿me presta… eeehhh… fuego?”
Yo le dije con voz temblorosa: “Si, toma, aquí tienes, te lo regalo” y seguí caminando mirando para todos lados… cuando de atrás oigo un “¡Gracias socio!”.
Crucé la calle mirando fijo el piso cuando escucho un fuerte bocinazo.
Giré mi cabeza en 90 grados, cuando las luces del coche iluminaron mis ojos, y en cuestión de segundos desperté asustado en la cama del hospital, donde veo a mi madre llorando, me levanté, pero mi madre tenía sus ojos pegados a mi almohada… le intenté hablar pero no me respondía, cuando de repente miro mi cama y ahí estaba yo… sin movimiento alguno… Sorprendido intenté gritar, pero nadie me oía, cuando de repente una voz me dice “ven, ven” mire hacia el cielo y las murallas se acomodaban para hacerme un espacio… desde arriba alguien me dice “Esta es tu última oportunidad, José… si quieres volver a estar con los que te quieren tan sólo prométeme que los valoraras y pasarás el tiempo con ellos… ¿aceptas o no?”
Eso es lo que recuerdo cuando desde otro punto de vista abrí mis ojos, mis brazos y piernas adoloridas, y besé a mi madre como nunca antes lo había hecho… ¿era eso amor? o tan solo me sentí asustado de perderlos y no recuperarlos… |