Bendita
Yo tomé la granadina verde hecha por mi abuela,
servida en un vaso de la familia.
Recuerdo las mañanas,
calzoncillos masculinos escudriñando mi entrepierna,
la Biblia seca, tiesa y manchada,
abierta en el velador de mi madre,
mirándome, hablándome,
retándome a parir la vergüenza,
compartiendo la presencia del bello dios que me condena,
ése que se sienta en el cielo a tomar té de anís con sus angelitos,
luego les cuenta la historia de pedrito y el lobo,
enseñando lo maldito de la mentira,
cuando maldito es quien regala a sus hijos a los tristes destinos de vivir en esta tierra,
en esta tragedia griega, donde las almas juegan a ser más y más malévolas,
donde cojer sin amor es un problema de putas,
donde el cuerpo es la migaja de un sistema monótono, cursi y acomplejado.
Me entrego a tus destino todopoderoso!!,
conozco la experiencia de desear tu presencia
y ver difundir tu creencia en el almíbar de mi mente que no necesita de ti.
Yo desperté con caña hoy,
y son despiadadas las miradas de su libro abierto,
hecho de papel especial para pitos baratos.
Está escrito.
Y ellos se fuman la bendita historia que me condena:
"Maldita eres entre todas las mujeres"
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