Filamentos neurálgicos se asoman con prisa al hipo interrumpido por pechos apretados. Acongojados.

Espasmos recorren la tierra. Y la tierra comienza a ser una marea de gemidos y palpitares.

Cielo – Tierra
Suelo – Techo

Hambre y vigilia,
espacios rencorosos.
Gritos exagerados comienzan a desfilar por pasillos de concreto.

Lamenta, lamenta.
Llora y sufre como un niño con insomnio y ansiedad.

Sufre, maldice. Que de madrugada soles nuevos se acercan a la avenida tan radiante como siempre.

Que la esclavitud no perdure por nada. Que por Dios se vaya tanta injusticia, tanta muerte. Que tanta sangre por bala extranjera en la novena hace estallar de tristeza e impotencia en el olimpo de la madrugada. Que va a quedar la cagá. Y que vamos a volver a la marea de espasmos. Y que no estamos listos para tanto asombro, como un niño que va a conocer el mar.