Había una vez un señor, de largas barbas blancas, de soñadora mirada y con un sayal blanco, que arrastraba por los suelos.
Se dijo: ¿Que obra excelsa haré? ¿Qué mantenga su recuerdo en el tiempo?
Mirando desde aquí hasta el horizonte, pensado: Primero le daré aguas
cantarinas y claras. Riachuelos y cascadas.
Mesándose las barbas se dijo: Pero, aunque estas tengan movimiento, prefiero que palpite la vida Y diciendo esto extendió una mano y dijo fuerte: que nazcan plantas, árboles y flores.
Y otra vez el problema. ¿Flores? Algo se me escapa..
¡Ah ya! claro esta, las flores de toda planta necesita a un pequeño animalito. La Abeja y con voz estentórea dijo:
Sean entonces los insectos y arácnidos los primeros habitantes de este lugar.
Y se fue complicando el asunto si hasta a Él le molestaban los mosquitos.
Esto no daba para más: y de un pensamiento creador llegaron los animales de variados aspectos. Todos siguiendo los designios de vida dada por ese pensador. Así había más sangre para esos molestos mosquitos
Bueno se dijo: ya tenemos más o menos ordenado el lugar…Algo me falta ¿Qué será? ¡Ah ya entiendo! Crearé el rey de los minerales; la reina de las aguas; el rey de los vegetales.
¡Caramba! me falta uno, tendrá que ser algo más que el rey de los animales . Claro está, un ser superior, de mente ágil y tierno corazón.
Y nació el hombre.
Y como a todo lo viviente lo había creado macho y hembra. Lo mismo hizo con el hombre y nació de su costilla la mujer
Feliz estaba el creador, observando su obra, cuando vio que algo reptaba y se enroscaba en su árbol preferido. ¿Y esta quien la invitó? La serpiente haciéndose la lesa le dijo: Señor, la culpa es tuya. Se te olvido darme patas.
Diablos se dijo….ummm, perdona dijo mirando hacia el suelo. Ya no se puede arreglar el entuerto, así que acostúmbrate. A lo mejor es más cómodo viajar así.
La serpiente pensó: de esta me desquito y yéndose donde el pánfilo que estaba más cercano que resultó ser el mismo…Sí ese mismo, que con una flor en la mano, pensaba en la inmortalidad del cangrejo.
La sierpe le dijo: ¿Oye Adancito no te gustaría jugar a las escondidas con Evita? y éste dijo ¿Para qué?... Doña sierpe se enrosco de rabia y le dio una pataleta. Perdón una enroscaleta.
Yendo donde Eva volvió a la carga. Oye Evita, toma esta manzana jugosa
te la manda el vecino del frente. Ella mucho más despierta e inteligente, rió ¿Ese? ...Pero si es más tonto.
¿Y que paso? Adán fuera del Paraíso por culpa de Eva. La serpiente debajo de la tierra y las manzanas, que rica chicha se hace con ellas.
Desde ese tiempo es que trabajamos como condenados, para darles en el gusto a ellas. Pero me pregunto: Que tonto que fuiste Adán y todo por una manzana,
Las mujeres mueven el mundo ¿Pero que haríamos sin ellas?
Nomade...cargando con parte del peso..por suerte somos muchos
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