Déjame decirte que no es con nadie más, sólo contigo, con quién me imaginé desde siempre nerviosa y de buena gana abriendo la puerta de una casa a medias.
Déjame confesarte, aunque te asustes, que jamás imaginé, sólo contigo, la viva meta de un coito fructífero por voluntad propia.
Déjame vocearte hasta casi asfixiarme que las sonrisas unidas in extremis en mi nuca sólo tú las dibujas. Sólo contigo nacen.
Y permíteme que esta vez no exija días, ni momentos, ni nada más de lo que sin porqués vaya surgiendo.
Y enciéndeme aquella vela reptil que de niña te regalé con promesa ilusa, que no demente.
Y propón(me) mil viajes sin destino certero, donde no se le llame locura al poder abrazar el horizonte.
Y evítame dolores y sollozos con el elixir brebaje que brota de entre tus labios venenosos, piadosos, carnosos.
Y revíveme de este coma que se adueñó de mí desde hace más de un año, que me tiene agarrotado el cuerpo de tanto rictus y que ha hecho de mis ojos nido de nebulosas negras de pesadillas de desesperante desesperanza.
E invítame al infinito cogida de tu mano expendedora de sueños plasmados con acuarelas, acrílicos y grafito.
Y deséame en cada cama, encimera, cine o calle... que nuestro deseo es nuestro y de más nadie; que se ruborice el mundo tan poco humano en derredor de cada uno de nuestros poros haciendo y gozando de algo tan animal.
Y arráncame sin piedad las lágrimas ácidas que tantas veces derramé ya; de comer dame sólo azúcar y al tiempo lámelas, mutarán en algodones rosas de los que no te podrás privar...
Que en el destino no es que crea, agnóstica yo desde siempre, que lo que no comen mis ojos mi cerebro jamás lo digiere... pero qué sé yo, niño, será... será no... reconozco.
Reconozco que la vida tiene magia, y me ha costado percatarme de que sólo la siento contigo.
Así que permíteme seguir dándole vida a éste existir mío con la belleza en las que se tornan tus ilustraciones en mis poros, con la locura de tu lengua en mis párpados, con la ternura de tus palabras en mis tímpanos y con el sentir indescriptible de tu mano aunada a la mía.
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