Es la primera vez en mi vida que quiero salir de mi propio aislamiento. Quiero ser libre de esta prisión que yo misma me construí alrededor, con paredes de secretos y obseciones. A lo largo de mis 13 años he vivido escondiendo cosas, callando cosas. Tú no entenderías lo que se siente tener 13 años y sentir que has sobrepasado el límite de tu propia cordura,
y que estás a punto de explotar y decirle todo a cualquier persona, pero sabes que eso no te hará sentir mejor, ni mucho menos te quitará el peso
de encima. Es una tristeza tan dura, que no sé explicarla, que no cabe en palabras y me ahogo en ella todos los días, mientras ustedes (a las que
yo considero tan plásticas y perfectas en sus mundos ridículos) sienten que su vida se acaba porque no pudieron secarse el pelo el dia pasado.
Yo siempre me senti diferente a los demás, nunca pude evitar sentir que no encajaba entre las personas comunes, que me faltaba algo que todos tenían o tal vez me sobraban cosas que no me servían de nada, solo me diferenciaban y alejaban del grupo normal. siempre me sentí, y fuí, extraña al concepto de "normal". Aunque nadie es normal, ¿no?.
De cualquier manera yo siempre me sentí aislada. Eran demasiados problemas con los demás, demasiados problemas con mis padres (que no podian verse sin empezar un ring de boxeo) demasiada soledad, demasiado silencio, demasiado de todo. Problemas conmigo misma en especial. Al sentirme y verme siempre diferente a las demás personas, pensé que la única forma de protegerme
de sus comentarios era no decir nada, callármelo todo para el único ser que podría entenderme alguna vez : yo misma.
Pero no funcionó. Ésta es la prueba de que llenar de más el vaso sólo hará que se derrame. No, no son cicatrices lo que llevo en la muñeca. Son gritos de auxilio. |