Ya había tomado demasiado, sobrepasado con creces el límite permitido y social para que una mujer deje ser imperceptible por su estado etílico, pero a esas alturas que más daba, escuchaba el eco golpeante “que no quede huella que no , que no, porque estoy seguro que tú mi amor …ya ni me recuerdas…” no te vistas que no vas…. Y ella giraba con el vestido blanco a lo Marilyn, movía ese trasero enorme que no cuadraba con esa cara de niña herida, “que no quede huella, que no, que no”…. Y chocó con cientos de espaldas, y se reía, y giraba y movía el trasero enorme al compás del son, hasta que él provocó el choque intencional con su espalda, y derramose todo el líquido sobre la camisa blanca como el vestido a lo Marilyn, y mirosen a los ojos, tomosen las manos y tocase el trasero de mujer y puso su mejilla sudorosa sobre su mejilla de niña herida, y se menearon toda la noche sabroso mamá…