Bueno, como te venía contando, el trabajo aquí en medicina forense es basicamente armar un cuento con el cuerpo de las personas, nada más, por ejemplo, para que te vayas acostumbrando, comenzaremos con una víctima de homicidio. Levanta la sabana, quiero que comiences como debe ser.
El practicante levantó la sábana y miró a la mujer con los ojos llenos de morbo, como todos lo hacían cuando estaba viva. El joven preguntó al forense por qué alguien mataría a una mujer tan hermosa.
No te dejes engañar, las mujeres hermosas en su gran mayoría merecen estar muertas más que las feas. Aunque normalmente cuando llegan aquí no hay mucha diferencia.
El practicante se ajustó los guantes de latex y levantó con cuidado el brazo de la mujer que estaba tendida en la cama, vió cómo el brazo parecía estar hecho de gelatina, quebrado en tantas partes que podía menearlo. "Contusiones múltiples con un objeto metálico" dijo.
No, mira bien, hay resinas en su brazo, ella resistió poniendo su mano en el objeto con el que fue golpeada, por eso sus falanges están dobladas y el metacarpo está casi intacto. Ojo a los detalles.
El practicante comenzó a imaginar como esos delgados brazos se defendían de su atacante y pensaba que esa piel, tan suave se iba haciendo morada con cada presión que hacía sobre ella con su arma. Pensó en eso por tanto tiempo que no se percató de la partida del doctor, quedando solo junto a esa hermosa y fría dama, con esos ojos que parecían vivos, sintió que iba a ser una lástima todo este proceso.
Mira, te traje café, lo vas a necesitar, si empiezas a sentir sueño, los ácidos estan en el estante, bueno, ya es hora del trabajo auténtico.
El forense procedió a abrir el cuerpo, fue muy rápido, todos esos años de claustro y mala alimentación no venían solos, traían destreza, como el practicante no podía creer: Ver como este hombre no respiraba al hacer esto, cuando él casi no podía contener sus ganas de vomitar al ver como estaba la mujer por dentro.
Está hecho, tiene demasiadas heridas internas, el hígado revela envenenamiento, el tipo que le atacó realmente quería matarla, no pudo esperar a que el veneno hiciera efecto, pero eso no explica el por qué no pudo huir de él, ella lo hubiese logrado si quería... ¿será que no quería?
El practicante se alejó un poco y tomó unos cuantos calmantes con aguardiente para insensibilizarse un poco cuando el olor a cadaverina inundaba sus fosas nasales, ¿qué hora era? Las 7:00 a.m., pero a su juicio, eso no importaba, la luz del día no se podía ver desde esa sala, estiró la piernas y se levantó, para revisar como estaba el forense. A esta hora ya era hora de volver a trabajar.
¿Donde estabas? Ya terminamos con esto, estos son los papeles, llévalos a recepción y entrégalos al Sargento Martinez, junto con estas 2 bolsas, que tienen cabellos y marcas de dientes del homicida, dile que le deseo suerte y salud.
El practicante vió al doctor quitarse la ropa llena de sangre y colocarse una camisa limpia, tratando de imaginar que clase de vida tenía este extraño y fornido hombre que le enseñaba el arte que por cosas del destino tenía que ejecutar. Al salir de la sala, sintió como cambiaba de la luz fría y tenue a la iluminación uniforme y halógena del hospital, caminaba por los pasillos y veía a los que aún estaban con vida, agradeciendo a Dios no tener que salvarlas... al final del pasillo, ya estaba esperando un tombo con uniforme de color pálido por el sol. El practicante veía al sol que envolvía con su calor los cabellos teñidos de rubio de las recepcionistas.
Es un hermoso día,¿no le parece joven?
El practicante asintió y le entregó las bolsas y los papeles.
¿Cómo está el doctor?
El practicante le dijo que muy bien, que le envió saludos y que ya se había ido.
Es un hombre increíble el doctor, hacer la revisión de un familiar debe ser muy duro. Es una lástima tener una hermana así. |