Tu cuerpo se desangra, se diluye y se transparenta. Se crece, se bebe y se embebe mientras consume galaxias cegadoras de belleza… Se agiganta y se pone el sol con tu tormenta, mientras la Luna se quiebra en mil pedazos titilantes que me saludan cuando tu cuerpo deslumbrante a la luz del espejo de las almas de los ángeles perennes me alimenta… Y oigo un grito, que mas que grito es un estruendo semejante al galope acesante del batir de alas de miles de millones de billones de trillones de mellizos de trillizos y demases de demonios que bucean galopando, aleteando y mascullando que te anhelan, te desean, que se mueren y babean, que me odian, que me envidian ¡tu silueta! Una vida y lloriquean, un instante ¡tus orejas! Que me matan si me besas ¡que estoy vivo! ¡que me muera! Que los ángeles…¡a la hoguera! Que se apague la tormenta, que tu casa está a la vuelta, que me aparte y me desprenda, que encienda el sol y desaparezca.
Ya aturdido estando en vilo, agotado a borbotones me resisto y alucino, un universo que me quema, me desangro y me diluyo, ya la tierra tambalea, se remece un poco el piso….se acabaron las estrellas.