Él está mas lejos que el desierto del mar,
Que el suspiro del desaliento
y la espera del calor corporal.
A veces su rostro vuelve,
Y Desvanezco en sus labios como argumento
Para la matanza y provocación que causa
Al sándalo con su apatía.
He querido morir en este instinto nublado
Ya nada llena mi risa si no sus labios incrustados en la obsesión
Ya nada calma este aguardar erosionado
Es la diócesis pagana
Es la mitad del soliloquio lujurioso
A veces se calla,
A veces parpadea despacio...
Late en mis sientes un canto
Extraído de la multitud a paso aletargado
y en cuanto se apaga el día, la noche urde en mis entrañas
Esa solemne sensación de mariposas bailando un tango
En el teatro reservado para clásicos entornos ilusorios...
Hace frío por estos lados,
Diviso una figura austera
Un encaje de proximidades funestas
Un botón apretando una blusa que se abre a la extinción de la pureza
Un motín completo de banalidades subterránas...
Y ahí está de nuevo
Su parada hecha deseo
Erigido con fiereza de tenor
Y mi garganta el hilo contuso
De mentiras concebidas en la madrugada.