De su cara la sangre fue removida.
El vidrio del vehículo se tiñe, la katana a su vaina,
la cabeza a la maleta.

Acomoda un poco su chaqueta y ya todo está listo,
el reloj marca dos y media,
la luna indica lo am de la hora.

Tomaría un cafe y a la cama, ya en la mañana vería el pago. Disfrutaba más cobrar mientras leía el diario. Así funciona... ellos llaman, el trabaja, cobra y descansa hasta el proximo llamado.. era algo sucio, pero a domicilio y a precios razonables, según el mismo.

Limpió un poco de las manchas que habían ensuciado irremediablemente sus ropas, y luego de un momento una socarrona sonrisa asomó a la comisura de sus labios, recordó el día que salió de prisión ya libre de la trillada enseñanza de la reincerción.. ahora que lo meditaba detenidamente... ¿quién dijo que el sistema no funciona?