En una tarde calurosa, un hombre se divisa en el paisaje borroso que ilumina el sol. El hombre andaba dificilmente sobre la tierra con una cubeta de aluminio que le laceraba las manos, sumergio la cubeta en pozo frente a el y extrajo un poco de agua fresca. E inmediatamente regreso a su pequeña casa de adobe y techos de paja y laminas de aluminio.
-Viejo, huele a muerto otra vez -dijo su mujer.
Jose hizo caso omiso del comentario. El olor a muerto en esos parajes abundaba durante las tardes de sol desde hacia tantos años…
… tantos años, Remedios ¿y aun no te puedes acostumbrar?
Jose se sento en su vieja silla de respaldo de palma y sumergio las manos en la cubeta con agua para lavarse la cara, dejo que el exceso de esta le corriera por el pecho para refrescarse un poco.
-Hoy note un poco extraño al Padre Lara, bueno mas bien era algo extraño en el… No es por molestar pero el olia de la misma manera que este olor, como a perro muerto, algo asi.
-Mmm
-Se que es un hombre de respeto, pero a veces creo que esta metido en otros asuntos extraños, mas alla de los que tiene en su capilla.
-Deja de decir tonterias mujer- dijo Jose con los ojos cerrados relajado en su silla.
Su mujer callo. Eran
(tonterias mias)
difamaciones.
El sacerdote Lara, o Don lalo como le decian sus conocidos, habia sido Padre de la Iglesia del Llano Seco por muchos años y jamas se le habia encontrado un actuar deshonroso o extraño, excepto su aficion por los gallos de pelea, simplemente era un mensajero de dios sin nada que esconder, como todos…
(como cualquier otro que tenga fe en diosito)
Remedios termino de lavar los platos y salio un momento a la calle que hacia de patio y lavadero algunas veces.
El sol se habia escondido tras unos cumulos de nubes y habian creado una sombra, no fresca, pero si tranquilizante.
Ella dirijio su mirada un instante al cerro, del otro lado de la calle/carretera que llevaba a la iglesia, y vislumbro a alguien que caminaba
(como borracho o medio muerto)
con pesadez, lentamente. Remedios cruzo la calle y empezo a escalar el cerro.
-Carajo malditas chanclas- musito mientras subia.
Llego a la cima y ya no encontro a la persona que habia visto.
Giraba la cabeza en todas direcciones buscandolo pero no vio nada ni nadie, todos se resguardaban del sol bajo sus techos. En ese lugar el olor a muerto era mas intenso, putrido y enfermizo.
(como mijito)
Remedios recordo algo cruel para si. Tras la inundación de 1955 (como los pobladores le llamaban, su pequeño juicio final) su hijo Pedro de tan solo 10 años, se perdio y ella misma lo encontro 3 meses despues en el desierto, eviscerado, carcomido especialmente en los intestinos, labios y ojos; habia moscas y gusanos por todos lados y su hijo presentaba un tono verde cian que la paralizo en ese momento, se dio cuenta de que era su hijo por el pequeño escapulario de cuero que ella le habia regalado en un cumpleaños anterior, cuando por fin reacciono, lo que hizo fue vomitar mientras lloraba amargamente. Ahora recordaba mientras derramaba una lagrima laconica por su hijo.
Regreso a su casa corriendo y a medio camino encontro a su esposo esperandola.
-¿Dónde estabas?- dijo enfadado mientras la sujetaba de los brazos.
(huele como a mijo)
-Huele a muerto, Jose…
-¿Donde estabas y... estabas llorando?
Remedios se desembarazo de los brazos de Jose y siguio corriendo hasta su casa, donde siguio llorando recostada en la cama y sosteniendo una almohada, mientras seguia percibiendo ese mal olor.
Jose mientras tanto se quedo preguntandose que le habria pasado a su esposa, asi que motivado por la curiosidad y siguiendo el olor empezo a subir el cerro tratando de imaginar que pudo haber visto su mujer del otro lado del cerro.
Del otro lado no habia nada, ni pajaros ni perros ni lagartijas que se perdieran en la tierra, solo era una inmensa costra de tierra calcinada por el sol, un llano cuya extension llegaba hasta donde a uno se le acababa la vista.
(carajo que olor)
Jose siguio caminando en linea recta sin saber que podia encontrar, avanzo unos cuantos metros y descubrio un hueco en el suelo, mientras se acercaba el olor se hacia mas penetrante, antes de llegar al borde del hueco piso algo, habia sido suave pero quebradizo, no pudia haber sido una piedra.
Jose bajo la mirada y solo vio un monticulo de tierra mal apisonada, la removio con la suela de su huarache y encontro algunos huesos que asomaban dentro de carne descompuesta, se asomo al agujero, un cuerpo en descomposicion dentro del hueco (mirandole con su unico ojo) reclamaba con la mirada su mano aplastada.
-Aljate dd qui
(¡¿que?!)
-Nodbist pisr... nodbste verme- el ser putrefacto estiro su mano derecha para llevarse a Jose…
En la inundación de Junio del año 1955, muchos se ahogaron, otros se perdieron y otros murieron consumidos por las llamas en lo que a continuacion seria el incendio de una poblacion mas terrible provocada por chimeneas fuera de control, por familias que querian mantener el calor dentro de sus casas durante y despues de la lluvia.
Los cuerpos fueron llevados a la Iglesia del Llano Seco para su resguardo, algunos fueron reclamados, otras eran familias enteras que nadie reclamaria. Pronto el padre salio del pueblo a la capital para pedir ayuda al gobierno para que los cuerpos fueran enterrados dignamente y para pedir apoyo en la reconstruccion de el pueblo. Pero cuando regreso no habia ningun cadaver. Nadie del pueblo sabia o supo que habia pasado con ellos.
Una semana despues del regreso de la capital, Don Lalo recibio en la sacristia a Benigno, el mas viejo de los muertos, quien le pido al padre anonimato de lo ocurrido con ellos (los cadaveres), y ayuda.
Asi pasaron por lo menos seis años de silencio, pero alguien haria un alborto por todos ellos.
El Padre Lara, mientras descansaba escucho pasos desesperados entrando a la iglesia. Salio de la sacristía con curiosidad y se encontro con Remedios.
-¿Que pasa? ¿Por que tanta prisa?
Remedios beso la mano que El sacerdote le extendia
-Padre…, Jose… -dijo Remedios alterada - Jose, no ha regresado a casa. Hace dos días… olia a muerto… y…y.
-Mas despacio hija, con calma.
-Salio y no regreso, lo busque pero olia mas a muerto y las fuerzas me fallaron, me enferme y cuando por fin subi a buscarlo no lo halle por ningun lado…
-Remedios, por favor, ahora estoy ocupado- dijo el padre mientras un leve temblor le recorria el cuerpo
-Pero, Padre…
-¡Remedios!... -grito y despues mientras intentaba tranquilizarse, dijo- vete por favor, tengo cosas que hacer.
(porque ahora)
Remedios regreso a su casa sintiendose mas sola.
Mientras ella caminaba, el padre Lara la observaba por una ventana escondido detras de las cortinas, cuando perdio de vista a Remedios, se apresuro a cambiarse el habito mojado por el sudor y se vistio con la ropa que utilizaba para los viajes al mercado; salio de la iglesia caminando presurosamente hacia el cerro, bordeando el camino para evitar que alguien le viera.
Despues de 30min de caminata llego al hueco.
-Podroe- dijo una voz en la oscuridad, se escuchaba como si tuviera algun bocado sin masticar en la boca que le impidiera hablar correctamente (tan correctamente como pudiera hablar uno de ellos)- Rcuerdd, ostednos promtioque nodie sbriad nosotros.
-Todo fue un error…-dijo el padre mientras dirijia la mirada hacia el cielo buscando en su memoria los recuerdos de la promesa que le hizo al viejo Benigno al momento de aceptar ayudarlos
(fue la tonta esa de Remedios).
Durante un momento solo hubo silencio, mas fue interrumpido por unos leves sonidos de mordidas y desgarros...
-Sal de ahi, ven hacia a la luz- continuo el padre.
-Nopodre -quizo decir no, padre.
-Estan demasiado cerca del pueblo, no pueden continuar aquí.
-Continoremos qui sio silo queremos.
-Pero ellos se entera…
-Quesnteren -interrumpio el muerto- No hay morchatros, Podre, no la hay.
El muerto salio de la oscuridad. El Padre penso que se detendría a unos pasos, pero este continuo caminando. Eso no le asusto al Padre Lara, ya tenia "experiencia" para tratarlos si se ponian altaneros, pero una mueca de horror desfiguro su cara al momento de fijar su mirada en la boca del ente... estaba llena de sangre... sangre fresca.
(se han comido a Jose)
-Detente, Benigno.
El muerto reacciono y se detuvo. El Padre Lara se tranquilizo, pero inmediatamente observo que docenas de ojos (algunos en pares aun) salieron de la oscuridad. El sacerdote no sabia que hacer, siempre habia interactuado con ellos a traves de uno de sus representantes, nunca habia visto a todos juntos, y mucho menos habia visto que todos intentaran salir. Instintivamente dio media vuelta para correr, pero lo hizo demasiado tarde, Benigno, el muerto, se habia abalanzado hacia el, siguiendole todos los demas muertos de la oscuridad, arrancando pedazos de carne, cuero cabelludo, organos como si toda su vida de muertos lo hubieran hecho con tanta habilidad y fuerza.
-Que dios se apiade de...- fue lo ultimo que dijo el sacerdote mientras aun sentia como lo devoraban y mutilaban.
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