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CICLO
En un pueblo de muchos personajes con muchas historias quisiera contar el de uno en particular, era uno de aquellos seres que nadie llega a conocer verdaderamente debido a su rareza, pero es esta misma rareza la que hace que más de una persona se interese en él, trate de comprenderlo, justificarlo, o hasta juzgarlo.
En mí produce raros sentimientos, me gustaría ser su amigo y calmar mi éxtasis de dudas acerca de él. En un pueblo de gente común como éste un personaje como ése podría enseñarme lo que verdaderamente quiero aprender. Quisiera pasar horas y horas hablando de su pasado, de sus secretos, de su historia.
Pero eso es imposible, soy lo suficientemente cobarde como para no hacerlo, así que esa no es una opción. Busqué y busqué formas para saber de él, pero no surgía nada eficaz, y a tal punto llegó mi obsesión que un día decidí seguirlo y lo acompañé en secreto en su caminata habitual.
De su casa salió con su sombrero, la sombra en su cara no dejaba ver sus ojos, pero podían notarse claramente todos sus gestos. El paso era algo acelerado, parecía urgente llegar algún sitio e igual de afanado continué siguiéndolo.
Durante varios minutos caminamos, empezó a reducir el ritmo de sus pasos al llegar al puente que permite cruzar el rio principal del pueblo, fue ahí donde creí que me había descubierto y me escondí, pero aún así lo seguí persiguiendo con la mirada. Al llegar al puente se detuvo y se acercó a la orilla, allí se quitó el sombrero y se quedó un buen rato mirando el rio, pude ver sus ojos, pude ver su mirada y hasta creo haber visto su dolor. Aquella triste cara de sufrimiento creó en mí un fuerte sentimiento de culpabilidad, quería ayudarlo, quería saber lo que le sucedía, me invadieron unas terribles ganas de llorar, y al no soportarlo sólo pude correr de vuelta a mi casa.
Esa noche no dormí, no podré nunca describir tal sensación de malestar, es como si hubiera sufrido una transformación y ya pudiera ver cosas que antes no podía pero que igual todavía no entiendo.
Al día siguiente esperé que saliera de su casa, quería seguirlo de nuevo, ya no era un simple interés o una vana curiosidad, se convirtió en una necesidad. Allí, al frente de su casa decidí esta vez hablarle, era una decisión tomada y mi cobardía no me lo impediría, así que esperé, pero no salió, supuse que estaba enfermo o que ya había salido y simplemente empecé el recorrido yo solo, acelerado caminé y reduje el paso cerca al puente, allí me posé sobre la orilla y observé el rio, pude ver aquellas turbias aguas chocando con violencia contra las piedras, pude ver cómo arrastraba todo aquello que le atravesase, cómo desgarraba las plantas sin compasión y cómo aquel sombrero se balanceaba atrapado en una rama, aquel sombrero que había visto el día anterior y el mismo que allí en el rio me dijo que no volvería ver a su dueño.
En ese instante, mirando el sombrero sentí que había perdido algo, algo que nunca tuve pero que siempre quise, me sentí culpable de su muerte, sino hubiera huido el día anterior tal vez aún estaría vivo, pude evitarlo, pude ayudarlo, pude hacer algo. Me sentí desgraciado, nadie comprendería lo que estaba sintiendo, así que no se lo dije nunca a nadie, es más, sé que tú, querido lector, no lo comprendes, pero no importa, es sólo mi imposibilidad para expresarlo.
Desde aquel día creo que mi misión no fue cumplida, alguien me pasó su desgracia, por algunos instantes quise ser normal, quise ser conformista, seguir con una simple y estúpida vida, pero mi mente alucinante y ávida de cosas nuevas no me lo permitió.
Ahora hago todos los días un mismo recorrido, el fin es clarísimo, pero mi cobardía también lo es, es por esto que la caminata hasta el puente es diaria, y espero el día en que el dolor sea mas fuerte que mi cobardía y logre finalmente terminar con mi sufrimiento.

Texto agregado el 02-01-2008, y leído por 111 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
01-02-2008 buena narración, cautivante lo cíclico de la situación, como un juego de postas que se repite Mis 5* cerrense
02-01-2008 Muy bien narrado. Quizá termine con su sufrimiento al enfrentar su cambio y vencer a la cobardía. Muy bueno. Saludos. laffinour
 
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