Parto declarándome cristiano. Y eso porque de otra manera, algún suspicaz podría leer “segundas” intenciones en esta columna. Por lo tanto, aclarado el “oscuro” hecho de ser cristiano me detendré este Sábado, para hablar de La Pasión según Gibson.
Una película, es una forma de arte, malo, bueno, revolucionario, conservador, como quieran, y discutir acerca de ello desde esa perspectiva es válido, como también es valido discutir sobre el fondo ideológico, político, propagandístico, y todo lo demás.
Incluso, es válido criticar a quienes gustan de ella, pero me parece que es falta de aceptación por el otro.
No usando palabras mías, recuerdo un sacerdote que dijo, “la gente llora, la cristiana, porque está viendo a uno de sus seres más queridos siendo castigado, Cristo”.
La incomprensión gatillada, al menos en Chile, por la “necesidad” de tener una posición mediática, ha hecho a columnistas “irreverentes”, llamar las mujeres cristianas, que lloran, “viejas moquillentas histéricas”, se ha hablado de “jovenzuelos de mentes manipulables”.
Otra vez, está mi dolor, cuando veo que una posición en la vida, tiene que ver con negar a otra. Si la película es anti judía, su crítica es anti cristiana.
Como verán, no quiero hablar de lo que vi en el cine, quiero mostrar lo que veo alrededor, lo que “ha pasado” por el hecho de existir esta película. Cómo muestra partes de nosotros, quizás los chilenos, tan alejadas de la palabra de cualquier profeta o gran hombre. Intolerantes, mezquinos y con afán de siempre poder decir algo “inteligente”, aunque con eso se dañe a otras personas.
En televisión, un comentarista, después de hablar media hora sobre la película, incluso la calidad de ella, termina diciendo, “bueno, tendré que ir a verla siguiendo el consejo de mi amigo panelista”.
Y así es, se habla de la cultura islámica, de la judía, de lo que pasa en Centro América, en Europa del Este, en China… muchos ni siquiera han visto una película y la destrozan y a quienes les agradó, otros no conocen ni a su vecino. Eso es trivializado en general y se le llama “prejuicio”, sin embargo, el hecho de “comprarse los prejuicios” deriva en intolerancia. Y aquí me permito un desliz lingüista y quizás vean lo que yo veo:
Tolerar
1. Sufrir, llevar con paciencia
2. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente
4. Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias
(RAE)
Aceptar
1. Recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga
2. Aprobar, dar por bueno, acceder a algo
4. Asumir resignadamente un sacrificio, molestia o privación
(RAE)
Diré que la película me gustó, la sufrí como cristiano y como padre, porque el mensaje que yo descubrí, es el inmenso amor que se siente por los hijos. Aprendí a ver el amor que sienten las madres y como un día descubren y aceptan que ellos escogen un destino.
***2915*** |