La voz de las calles
la escuché en el canto de un niño
Mientras sus ojos oxidados
me miraban con descuido
porque el micro se mecía
porque el trabajo era su juego
Cantaba con su estómago vacío
Cantaba con el pecho abierto
Con su rostro tan pronto endurecido
Cantaba con un cuchillo en la garganta
Sobre unos zapatos raídos
Su voz desabrida lo desentonaba todo
Y en cada frase terminaba ahogando su respiro
Me cautivó
y quise mirarlo a la cara
Pero sus ojos noquearon los míos
Oxidó mi mirada
Oxidó mi coraje
Oxidó mi oxidado orgullo
Oxidó todo el piso
Oxidó los asientos, las ventanas y así todo el micro
Oxidó la avenida, los autos y peatones
Oxidó esta estúpida ciudad de cobre
Oxidó mi mente ahorcada
Oxidó los clavos de mis versos
Oxidó el bolígrafo herido
Oxidó el sable del crítico
Oxidó pesado el arte oscuro
Oxido el mundo
Oxidó mis sueños
Óxidó todo
menos los cien pesos que guarde en mi bolsillo
Texto agregado el 29-12-2007, y leído por 127
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
30-12-2007
a mi me gusto tu poesia.. espero seguir leyendote.. saludos.. caminante_nocturna
29-12-2007
JAJAJAAJJA, `PREDECIBLE TU POESIA, DEMASIADO CONSECUENTE, ANIMATE A OBSERVAR PRIMERO PORQUE EL NIÑO SE SUBIO A LA MICRO. LA POESIA ES MAS QUE UN EPISODIO. macruz
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