Repite y ejecuta. Repite y ejecuta.

Se acaba esa pupila en el fondo de la taza. Se agota la pasividad sobre las infértiles banquetas de yeso cromado.

Al paso de un cerillo que corre sobre su caja, se encienden las ideas en la medianía del extremismo puro, dejando estelas de conversación reciente sobre los rostros poco cautos de almendras humanas.

Dando golpes de suerte con el cigarro en boca, horas de fumada alegría e intermitencias de la muerte.

Repite.
En toda locura siempre hay algo de razón.

Ejecuta.
Las deliciosas palabras que me hacen quien soy.

Repite.
Imagino que estás más cerca de lo que creo.

Ejecuta.
Mi cuerpo sombrea todo lo que mi alma no puede.

Repite.
Te amo.

Ejecuta.
Te mando un trozo de este corazón.