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El rincón de mi esperanza
Por un momento me sentí realmente entero, pero por lo mismo sabía que era solo un sueño. Le acariciaba su frente con el orgullo que uno siente cuando sabe que algo hermoso le pertenece, hasta que despertó y cuando reconoció mi rostro sonrío, y con honesta ingenuidad me preguntó: “¿Estoy soñando?” y yo con mi voz más dulce le respondí: “ No, pero yo si, ahora vuelve a dormir”.
Todas las noches soñaba lo mismo y lo peor era que realmente me gustaba ese sueño, o por lo menos la sensación que me daba. La mujer de ese sueño me era desconocida en este mundo, pero con cada noche que pasaba se me hacía más familiar. En cada sueño trataba de recordar un aspecto más de ella, quizás de memorizar mejor su sonrisa o sus largos cabellos. Recuerdo que esos días evitaba estrictamente el consumo de café y esperaba con ansias la hora de dormir o simplemente me acostaba más temprano solo para verla, tocarla y sentirla cerca de mi. Cuando estaba despierto, lo único que hacía era leer, pero no leer cosas interesantes o útiles, al contrario mis preferidas eran las ficciones. La familia no me interesaba y amigos no necesitaba, ya que para lo único que servían era para juzgarte y ni siquiera a tu cara, sino que a tus espaldas. Ese era más o menos el contexto en que me encontraba, hasta que un día algo inesperado sucedió, por lo menos para mí.
Era un viernes, estaba sentado en mi cama leyendo un ensayo del viejo y anticuado Sabato cuando de pronto sonó el timbre. Rápidamente mi corazón cobró vida y de un momento a otro me vi forzado a volver a la realidad. No era fin de semana y por lo tanto descarte la posibilidad de que fueran testigos de Jehová o simples mendigos. Con más de una duda me levante y me dirigí a la puerta. Cuando la abrí, rápidamente un hombre me pregunto si mi nombre era Bernardo Herelski, y cuando le respondí que si, me entrego un paquete, me pidió que firmara y luego se marchó. Este no era un acontecimiento banal para mí ni nada por el estilo, esto lo vi como un hito y ahora que lo pienso eso es exactamente lo que fue, un hecho que cambió totalmente mi vida. Mi primera solución a este acertijo fue una supuesta equivocación del remitente, pero eso no podía ser ya que salía mi nombre junto a la dirección y ambos estaban correctos. No se me podía ocurrir quien tendría interés o necesidad de mandarme algo o de comunicarse conmigo. Por algún extraño motivo aún no me atrevía a abrir al extraño invasor, quizás por miedo o quizás para no perder la ansiedad que este me producía cerrado. Hasta que razone lo siguiente: “Si nadie tendría el mínimo interés de comunicarse conmigo, menos interés tendrían en hacerme daño y a la vez de meterse en problemas por mi culpa”. Después de esto quede un poco más tranquilo, pero aún así no me decidía a abrirlo, hasta llegue a pensar que lo correcto sería mantenerlo cerrado y en un lugar seguro, y así lo hice.
Exactamente una semana después a la misma hora recibí otro paquete idéntico al anterior traído por el mismo sujeto, el cual a diferencia de mi no pareció reconocerme y lo único que hizo fue preguntarme si ese era mi nombre, después me pidió mi firma y se marcho. Cuando cerré la puerta me dirigí rápidamente al lugar en donde había dejado el paquete anterior y para mi asombro me percate que el paquete ya no estaba. Un terror se apodero de mi pensando que alguien lo había tomado ¿pero quien? y ¿para que? Finalmente decidí guardar el nuevo paquete en un lugar más seguro y esperar una semana más para ver que pasaba. No pude dormir bien ningún día de esa semana, ya que mi mente estaba llena de pensamientos oscuros y de sentimientos de miedo hacia la presencia de un supuesto ladrón.
Al fin llego el esperado viernes, por fin se cumplía otra semana y a la misma hora de siempre llego el mismo sujeto de siempre, pidiéndome las mismas cosas y entregándome el mismo paquete. Algo andaba mal, me dirigí al escondite sabiendo muy bien con lo que me iba a encontrar. ¡Exacto!, no había nada, el lugar estaba completamente vacío. Llegue a una conclusión, la cual nunca sabré si fue correcta, pero fantasiosamente me pareció pertinente para la situación. Decidí abrir el paquete de una vez por una simple y fuerte razón. Creía que si habría el paquete lograría un avance y las semanas dejarían de repetirse con tanta similitud y ese extraño sujeto dejaría de entregarme el mismo paquete todas las semanas. En realidad deseaba nunca haberlo recibido en un principio, pero ya era demasiado tarde y tenía la posibilidad de abrirlo o de vivir la misma semana por el resto de mis días.
El paquete contenía una carta y una foto de la mujer en mis sueños. Nunca sabrán o podrán experimentar una sensación tan rara como esa. Ver una foto tangible de una mujer que hasta ahora existía solo en mis sueños, fue como un nuevo despertar en un mundo lleno de esperanza en donde todo, absolutamente todo, es posible. Una mezcla de eufórica alegría y de fuerte ansiedad hacia lo desconocido se apodero de mí. Pero eso no era todo, porque al leer la carta el mundo se me vino abajo, era corta, precisa y muy significativa, al menos para mí y decía lo siguiente:
La realidad no tiene porque ser más significativa que los sueños, sígueme y vivamos juntos un sueño… siempre tuya…
Esas dos líneas fueron suficientes para volcar el rumbo de mi vida en 180º. No sabía como habría de seguirla, ni tampoco a donde, lo único que se me ocurría era encontrarla en mis sueños, pero si me había mandado una encomienda claramente tangible, quería decir que ella existía al igual que yo en este mundo real.
Pasaron al menos tres días en los cuales no hice absolutamente nada cotidiano, ni siquiera recuerdo haber comido, leído o salido de mi hogar. Lo único que hice fue dormir, pero soñaba siempre el mismo sueño junto a ella, lo cual me hacía sentirme aún más triste e impotente ante la situación. Nunca se me ocurrió pedir algún consejo, ni tampoco se me ocurrió a quien se lo pediría, que clase de extraño amigo o sabio tendría conocimientos de situaciones tan ajenas a la historia humana como esta.
Al fin un día, quizás uno de los últimos de mi vida, decidí salir de mi hogar, quería sentir el viento del cambio limpiar mi cara, me dirigí hacia una colina desde la cual podía contemplar la bella corriente de un ancho río y simplemente me senté y observé, no sabría decir si lo que observaba era un punto en especial del río o si no era ningún punto sino una imagen borrosa, quizás solo un oasis, en medio de un terrible caos mental e irreal, pero a la vez tangible. Después de lo que parecieron un par de horas volví a mi hogar con la vaga idea del suicidio que de a ratos a tantos acecha. Cuando entré percibí, o al menos me pareció percibir algo nuevo, pero en ese momento no me sentía con ganas de falsas ilusiones, a si es que ignore tal posible cambio y fui directo a mi pieza. Al entrar, por un momento, me sentí realmente entero, pero por lo mismo sabía que todo había sido solo un sueño. Le acaricie su frente con el orgullo que uno siente cuando sabe que algo hermoso le pertenece, hasta que despertó y cuando reconoció mi rostro sonrío, y con honesta ingenuidad me preguntó: “¿Estoy soñando?” y yo con mi voz más dulce le respondí: “ No, pero yo si, ahora vuelve a dormir”.
Por lo menos, antes de suicidarme, supe que los sueños no eran un engaño, sino una oportunidad para vivir lo imposible, lo que nunca será…

Texto agregado el 02-04-2004, y leído por 362 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
07-11-2005 Realmente me encanto este cuento... pero sabes que, creo que uno puede encontrar a la persona de sus sueños en este mundo y hacer todo lo que crees imposible junto a ella, esa es la verdadera felicidad...y es posible encontrarla, te lo aseguro.... Anhayak
26-05-2005 definitivamente tienes talento para escribir.Muchas felicitaciones fefi
12-01-2005 Un cuento de suspenso buenisimo. Por momentos a Bram Stoker o Stevenson. Bien narrado. Felicitaciones. bartlebymex
30-12-2004 Le acaricie su frente con el orgullo que uno siente cuando sabe que algo hermoso le pertenece, hasta que despertó y cuando reconoció mi rostro sonrío, y con honesta ingenuidad me preguntó: “¿Estoy soñando?” y yo con mi voz más dulce le respondí: “ No, pero yo si, ahora vuelve a dormir”... Esa frase es fantástica. zim
29-12-2004 Excelente. =P zim
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