Te veo de lejos, estás al borde de aquel sendero, caminando a pies descalzos sobre la hierba del atardecer, tu mirada se dirige al suelo, buscando respuestas a todos los acertijos de la vida…tu paso es lento, sigiloso, silencioso, mas a pesar de aquello no puedo seguirte, me esfuerzo en alcanzarte pero mi camino es otro, uno paralelo, pero más pedregoso, estoy tan cerca pero no puedes verme, puedo olerte, casi tocarte, pero cuando me aproximo tu camino se hace ascendente haciendo que sea imposible mirarte a los ojos…
Quiero seguirte, aunque dudo, quiero mostrarme, pero sigo en la oscuridad de los arbustos, los rosales me hacen sangrar la piel, la que está muy herida por esta competencia sin fin…mi vestido se ha rasgado, mi cabello se ha soltado, te miro, sigues caminando…¡Mírame!, estoy tan cerca…¡por qué no puedes verme!, huyo como una fugitiva de los lamentos, sólo con la esperanza de que estos caminos converjan en uno sólo…ya es tarde, estoy cansada…pasan noches, días, pero siempre esto parece un averno misterioso, sin luces ni sombras, sólo frío y el sonar de unos pasos..ahora caminas, más lento, con una venda en tus ojos, estoy tan cerca, extiendo mis manos para tocar tu piel, me esfuerzo, más y más, vas a mi lado, pero en otro sendero, te quiero alcanzar, estoy llegando…¡No puedo!, ¿por qué?....
Aquella noche me dormí cerca de un río, y te vi pasar, muy lento, creí que alguna vez me miraste, no tengo la certeza, sólo sé que seguiste tu camino y no te vi en este infierno nunca más….
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