Tu piel la comparo con el pétalo
aterciopelado de una rosa.
Tu frescura, con la frescura
que da el rocío al amanecer.
Tu cuerpo ondulante de mujer
como las olas del mar.
Tus caricias y ternura
como la brisa de un atardecer.

Puedo compararte a ti con la flor
más hermosa del jardín del edén.
Con la orquídea en flor, y es tu olor
el perfume de un jazmín embriagador.
También te comparo con el pimpollo de una rosa
que recién abre sus ojos a la luz del sol.

En el mar de la vida sos la perla
de cultivo más codiciada.
Por algo los dioses del Olimpo te dieron
la misión de ser diosa
de la igualdad, de la casa y del amor.
Sos el reposo del guerrero,
sos amor, y paz para un peregrino viajero.

Sos ternura, sos pasión, sos ilusión.
Y cuando nace tu fruto
te entregas a él
con alma y corazón.
Sos la mujer, basta ya...