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La construcción de una sombra.



“Escribir es un modo de habitar”
Jacques Derrida«Architetture ove il desiderio può abitare»


Imploro a tus ojos cuando el sonido de la luz me llama para entregarme a las profundidades del silencio eterno.
Las fauces del olvido me invitan a sus dominios desde la sonrisa de lo inanimado queriendo mostrar lo fútil de la esperanza buscando que deje de ser mi Yo para ser parte de Ellos que constantemente buscan sumar mas soldados a sus huestes.
Falange invertebrada de la palabra extinguida, tribu guerrera de lo callado, ya sea por indecible, ya sea por omisión, o simplemente por desidia que basan su razón de “ser” justamente en la nada.
Antidioses que lo que buscan es volver las cosas al estado natural y perpetuarnos en las eternas aguas del olvido de donde jamás debimos haber salido.
Uno es verbo y se escabulle en si mismo, conjurándose, negándose y autofagocitándose como una estrella que ya es agujero negro.
Las palabras se van desilachando a medida que el silencio avanza y la cárcel que encierra su significado se abre, y como presos en principio ávidos de libertad se pierden en la tentación de ya no hablar y se diluyen perdiendo aquello que antes querían nominar.
Un rompecabezas donde su piezas, las palabras, fue primero mutando sus formas, luego perdiendo su condición de solidez para finalmente extinguirse al colapsar en si misma y replicarse infinitamente en su pequeñez como un fractal.
No desaparece el significado, pero más y más se escabulle replegándose, escondiéndose en su infinita tristeza por extrañar ahora esos límites ya lejanos y difusos de la palabra, su antigua prisión, su antiguo hogar.

Extraño tu voz, te extraño a vos.

Vos y yo. Alguien responde.
Yo y vos.
Los sentimientos que buscan ser nominados, las palabras que buscan desposarse con su significado.
Ambos pasan a ser uno, sin posibilidades de desdoblamiento, celda y preso a la vez.
Nuestra carne y nuestro espíritu ahora son un mero médium para que lo abstracto se exprese.
Sentimos y decimos, mas son ellas y ellos (palabras versus sentimientos) quienes realmente gobiernan las acciones.
¿Por eso el desencuentro?

Pero te extraño!

¿Como evitar la tentación del filo que ya no es arena y que a la velocidad de la luz esculpe sus penetrantes formas?
Inexplicablemente tus ojos desaparecen y ya no puedo verme reflejado. Y ya no se quien soy. Uno para el otro, mitad perfectamente simétrica, y ya sin mi patrón de referencia no puedo guiarme más por el camino que juntos siempre transitamos y me pierdo en la inmensidad de la dinámica y virulenta desazón donde en paz, y mansamente, reina la locura.
Ya no hay espejo donde pueda reconocer mis facciones y al demiurgo que las maneja.
Ya soy una cara inexpresiva que lentamente va resquebrajándose como la hoja de un árbol que simboliza el otoño de lo real y cruje ante el desesperado avance de lo inexorable.
Fracasado por sentirme gobernado por algo que no es conciente de su poder y donde ya no prima la sensación de sentir que tu destino esta siendo escrito sino que entendiendo que ese otro, esa entidad, no es conciente de sus actos y también sufre pues no comprende el porque y ni se entera de las consecuencias de su accionar.
Alguien que no sabe lo que hace mueve tus hilos invisibles y tangencialmente domina tus acciones como una sombra cansada de seguirte y de ser solo eso y decide buscar por otros lados para ser ella misma quien pueda decidir los pasos a seguir pero la que al ser ciega, sorda y muda se pierde y se aferra a lo primero que se cruza en su camino y ahora sin querer ya por fin es dueña de lo que vendrá.
Lo concreto, lo real, lo visible, se convierte en una red viscosa que son hilos hechos de sinsabores y migajas de felicidad diseñados por una araña que pacientemente teje su laberinto de manera arbitraria e impregna su sedoso fluido con el veneno del desconcierto.
Arácnido de inconmensurables dimensiones que es el arquitecto de tus actos. La sombra proyectada y al mismo tiempo la luz que proyecta tu sombra.

Sigo clamando por tus formas pues no quiero otra cosa que diluirme en tu ser, y como pasa el tiempo y no se de Vos, cada ves mas a ciegas intento rastrear, con el tacto, con el olfato, con el corazón.
Y el piso, que ya es hielo, hace que me resbale y tiemble como un heraldo del sol en los confines del universo donde todavía nada hay.
Sádicamente, el piso me devuelve una imagen que solo refleja la agonía de mi continuo desmembramiento.
El hielo es fuerte pero puede ceder y mas abajo aguardan filosas uñas hechas de dolor que buscan cincelar a su antojo mis ya desvencijadas formas.
El otoño ya dio paso al infierno y el frió me hace temblar aun más.
Temblar, único resabio de lo que alguna ves fue movimiento. Tiritar, último esfuerzo de subsistir antes de la paz final.
Campo eterno, ahora espinoso, de hielo al que recibo con los brazos abiertos.
Los dos, fuego y hielo, compiten con el silencio y la ausencia para alejarme más y más de mi mitad e intentan ambos devolverme al estado primal donde era todo y nada más que nada.
Ya ciego, sordo y mudo, casi sin facciones y oscurecido por la agonía me convierto en una sombra y busco algo a donde poderme aferrar y así poder, aunque no sea conciente de mis actos, gobernar.


AZM
MMVII

Texto agregado el 27-12-2007, y leído por 169 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
17-01-2008 Me encantó tu estilo... naiviv
29-12-2007 me gustó, tus palabras me atraparon, cuantas formas de darle cuerpo a los sentimientos creados en tu obra. Muy bien logrado, saludos y mis 5 estrellas, a vos,a tu escrito. ninfadafne
 
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