Me gusta observarte entre tus pasos cortitos,
entre tus modos de pera,
entre tus risas de hiena que come mi fiera.
Observarte entre tus morisquetas
entre tus burlas inquietas
entre tus manos coquetas
Y , aún, entre tus enojos de guerra.
Me gusta observarte ciegamente, morena.
Me gusta observarte y saber que me esperas
Con tus alas abiertas y tu amor que despierta
Me gusta observarte y sentir que te amo
Me acerco a tu puerta y me llenas de abrazos.
Observar lo inobservable de nuestros encuentros
Tu cansancio agotado que descansa sobre mi hombro
Cuando echas tus redes sobre mi roca.
Tus tristezas que llueven sobre tu rostro
Mojándolo todo
Y yo trato de limpiar con mis manos,
queriendo recoger cada gota,
tus temores en tu silencio sordo,
mientras oyes mis palabras mudas.
Me gusta observar cómo me acerco a ti
Y busco tus labios que me esperaban
Observar como armonizas mis besos
Y sin reclamar cuando me detengo,
Porque algo te digo
Sí, me agrada frasearte
e interrumpir la sinfonía.
Como quien le quiere poner letra a nuestra música
Frasear en el mejor momento.
Hacer un corte en la cumbre.
Crear un pequeño valle,
Para luego escalar lentamente en un alpinismo dulce
y mantener el respiro en la altura.
Frasear como una bajada en paracaídas,
rápidamente lento, mientras predices lo que vendrá,
hasta caer en un abrazo a tu tierra.
Frasear como en un esquí
bajando no al instante,
sino en un viaje con acentuado ritmo,
mientras la nieve se derrite en mis labios que resbalan.
Después de llegar al valle
A veces tú lo haces más extenso
Al responderme al fraseo con otro fraseo
Como quien disfruta del paseo
Como quien quiere hacer del valle una comunicación
Como quien desea respirar algo más
Pero, más bien, jugando a la coqueta señorita que se hace de rogar.
No importa, igual te observo.
En tu fraseo y en el mío,
En nuestro encuentro fortuito.
Te observo observadora que observas
a otros observantes que continúan la cadena infinita de la observación.
A todos observo, menos a Ego.
¿Quién es Ego?
Yo soy Ego.
Ego te ama.
Te observego, Alter, amor mío.
Te observego tratando de conocerte más
y aprenderte a amar
y amarte más.
Te observego
cuando me escuchas con atención,
bajando las cortinas de tus ojos,
semejante a quien no tiene buena visión
y busca más allá de lo que ve
o ve más allá de lo que busca.
Me escuchas como besándome con tus ojos
Y mirándome con tus labios
Digiriendo lo que ya dije,
Masticando lo que estoy hablando
Y cuchareando lo que diré.
En el instante mis pensamientos se enredan,
Porque pienso en lo que digo
Y en lo que observego de ti
Pienso pensando al pensar
Que pensamientos más pensantes no hay.
Te observego,
Mientras me escuchas hablar.
En nuestros encuentros,
desencuentros y reencuentros,
siempre te observego.
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