-Señor, ¿me da una moneda?
-¡No! –estaba alterado el hombre.
Seguía caminando por las calles de la ciudad hasta que…
-Señor, ¿no me daría una moneda para festejar…?
-¡No! –y siguió.
Más adelante, en la otra cuadra, había otros chicos más.
-¿Una moneda por favor para comer algo en las fiestas…?
-¡No tengo!
-Dele, es una monedita nada más, por favor…
-¡No! –y miró hacia delante, refunfuñando con bronca.
Y volvió a pasar, pero a las dos cuadras.
-¿Tiene algo por favor para pasar la navidad…?
Y por alguna de esas razones que nos son ajenas a la realidad, tal vez porque la magia navideña dio a luz nuevamente, o quizás porque ya estaba fuera de sus cabales después de entrar y salir de veinte negocios infestados de gente haciendo compras, el señor de este cuento decidió darle una explicación ininterrumpida al niño que se le acercaba.
-Mirá pibe, no tengo ninguna monedita, ¿entendés? –dijo con soberbia y enojo en su frente- Si tuviera que darle una monedita a todos los que me piden me quedaría sin nada, y hoy tengo pensado gastar los cuatrocientos dólares que cobré del aguinaldo en fuegos artificiales. Y si tuviera que darles a todos ustedes mi plata, me quedo sin cohetes para los chicos, y encima (además) este año no voy a poder competir con el vecino de al lado que todos los años me hace quedar como un boludo. Este año tengo pensado doblegarlo en pirotecnia y el boludo del barrio en esta navidad va a ser él, ¿entendés? Así que no me rompas, pibe. Andá a reclamarle al gobierno, que por culpa de ellos vos estás así. Yo laburo todos los días pibe, todos los días. Te podría dar una moneda pero no serviría de nada, vistes. Sino fuera por culpa de ellos estarías bien, así que si yo fuera vos iría a pedirle a ellos, que suben la canasta, los precios, y se cagan en el pueblo. Así no se puede festejar un carajo, con los precios que hay no se puede comprar nada...
El tipo ya había perdido el hilo.
-Bueno pibe, andá, haceme caso. Y no pidas más que es al pedo.
Y se fue. Al rato pasó otra persona.
-Señor, ¿una moneda por favor para mi y mis hermanitos…?
-No pibe, no tengo nada.
Y seguía pasando gente con bolsas llenas de regalos. |