Aún no amanece
y el silencio me despierta
en un mar de recuerdos
Cadáveres que flotan
con los ojos abiertos
las manos amarradas
los labios cosidos
con hilo de plata
los cabellos ordenados
los trajes lustrosos...

La memoria hecha un ejército
que corre por los campos de la infancia
una silueta aguerrida
recortada por el sol que deslumbra
mientras arrojan sal a los pastos
e incendian los bosques
El cielo cubierto por aves de piedra
títeres del dios destructor
que renueva todo
cobrando en sangre su labor
de mutilar las imágenes perdidas
en los brazos del hado destino.

La pasión ya no es más
que la punta de un témpano gigante
que huyó de su polo...