Jamás oirás frases más dulces
que las que aquellos seres de luz proferían
haciendo temblar las paredes del cuarto
El agua les llegaba a la cintura
agua helada
como la brisa que eriza por dentro
el aliento gélido de un huracán
que envuelve a la torre de piedra
seres de luz
que el destino cruzó
en mi ruta por el desierto
Manos alcanzando lo necesario
para crear un tapiz enorme
enorme como el cielo
gigante como el mar

El cuarto de costura
antesala del infierno
con sendas ventanas de vidrio polarizado
pues tratarán de observarnos
hasta el hartazgo
mas nosotros no veremos
absolutamente nada
Mas las cosas debían ser como fueron
La aguja sagrada
blandiendo compases en el aire
como la batuta de un maestro
y la tela aguardando
apoyada en un rincón
como en una fotografía hermosa
hermosa pero irreal
tela ayer blanca
hoy teñida de sangre
La aguja no obra por sí misma
son las manos
quienes la hacen útil
Son la intención y la necesidad
de crear
de construir
aunque todo sea un engaño
La aguja
los botones
hinchados de color
flotando traviesamente
Los broches atados
los broches desatados
y la máquina de coser
comienza su trabajo
a toda velocidad
como si la vida se le fuera en eso
acaso librando una batalla contra la tela
en el campo de marte
¿quién ha de perecer primero?
¿quién ha de llevarse las condecoraciones?
y la tela se encoge, se recoge
se estira y se contrae
La aguja y el hilo
oficiando una verdadera misa
bordando ilusiones
bordando historia
sin previo bosquejo del diseño
pero con la idea fija
de lograr una obra de arte
gloriosa
excelsa
divina
Ya el carrete de hilo se acaba
y las últimas puntadas
son para bordar las iniciales
bordado eterno
obra fascinante del taller
inscripción diabólica
del pasado imborrable
Qué hermoso campo en sangre
que han de colocar sobre mi frente
el día que camine libre
para descansar
en el prado de girasoles
bordado ayer invisible
hoy tatuado
en lo más ingenuo
que alguna vez anidó
en mi alma
tatuado en éste corazón
que otrora dulce canción
hoy se desangra