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Los dioses y los Demonios existen, caben ambos dentro de las posibilidades de nuestra comprensión, pero actualmente no de nuestro lenguaje, del modo en el cual lo usamos, de la manera en la cual creemos en nuestros conceptos, los cuales tomamos pero solemos olvidar cómo han sido construidos...

(han sido construidos a partir del Mundo... después de ello han sido construidos no a partir del mundo, sino a partir de conceptos, y luego a partir de los conceptos formados a partir de otros conceptos y así. De manera tal que basta con interpretar erróneamente un concepto base para que hayamos construidos nuevos conceptos correctos en su forma, obviando su comparación con el Mundo. Mostrándose correctos pero inoperantes. Creyendo que la forma correcta basta para su legitimidad. Obviando los verdaderos significados o los significados básicos. Creyendo que con decir algo "mejor" basta). Basta.

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¿Qué dio lugar en algún tiempo de la historia o antes de la misma a denominar a unos seres "dioses" y a otros "Demonios"?, ¿Qué necesidad frente a qué dio origen a entablar una diferenciación frente a qué mediante términos específicos cuyo origen actualmente ignoramos? Términos como "dioses" o "Demonios" sólo puede referirse a atributos específicos que algo posee y otro algo no. De allí la necesidad de hacer uso de un término diferenciador.

Actualmente tenemos la "certeza" científica o cientificista de que la historia es producto de la superstición: "Los seres humanos del pasado se asustaban ante las fuerzas de la naturaleza a las cuales les daban nombres y ofrecian sacrificios para calmarlas y ponerlas a su favor mediante rituales" Y PARA NOSOTROS suena convincente, y nos basta, para no preguntarnos por más. Basta.

¿Pero no estaba el humán del pasado más compenetrado con el mundo que el humano actual (que ciertamente es el que necesita protección)?, ¿es por tanto tolerable que ese humán del pasado lo entendamos como nosotros mismos en el pasado? Ciertamente, si a nosotros se nos quitase la energía eléctrica, la policía y el muro protector, el mundo se NOS mostraría como lugar de terror y de fuerzas malignas que atentan contra nuestra seguridad y ciertamente veríamos el relámpago como una fuerza capaz de reventar nuestro ego, hasta a una iguana le tendríamos miedo. Pero el humán del pasado nació en ese medio y estoy seguro de que sus temores y supersticiones no son ni la décima parte de lo que actualmente le suponemos (insisto: intentamos comprenderlo proyectándonos sobre él). Igualmente: debido a que ese humán del pasado no estaba supeditado a interpretaciones consensuadas sobre el Mundo en el cual se movía su observación del Mundo era DIRECTA Y, POR LO TANTO, LIBRE DE TODA SUPERSTICIÓN. Bástenos con decir que si hubiera sido supersticioso no habría sobrevivido - ni degenerado en lo que actualmente somos nosotros, que nos mostramos, sí, enteramente supersticiosos e ilógicos, condicionados - Por lo tanto: aquello que hoy en día consideramos como superstición bien puede ser producto de observaciones de las cuales actualmente carecemos de la posibilidad de atestiguar. Lo básico (en lo cual los mesopotámicos "creían"): la influencia de los astros sobre el comportamiento de las cosas, esas cosas bien puede ser manadas de anilmales salvajes (posibilidad de observación que actualemnte carecemos) o, por hacer un otro ejemplo que actualmente nos parecerá tirado de los cabellos: la forma que adquieren las nubes durante un eclipse solar o lunar, aquellas formas que se manifiestan preferentemente durante el tal fenómeno, ejemplo que , para nosotros, actualmente, no posee ningun significado y que incluso puede causarnos risa. Nos falta observación.

El tiempo del humán de la antiguedad se regía según el movimiento, no había este tiempo nuestro tan necesario para nosotros consistente en un segmento divisible en partes iguales, por lo tanto, aquello que actualmente denomimanos con el nombre de "tiempo" para el humán de la antiguedad poseía espíritu, magnitudes y cambiaba según un cierto ánimo que podía ser atribuido a un ser con la facultad de cambiar el tiempo (los movimientos de todo lo que se halla a nuestro alrededor, como si el tiempo, o un tipo específico de tiempo pudiese brotar de un ser).

Con tanto tiempo, más que el "nuestro", el humán de la antiguedad pudo ser testigo de fenómenos que nosotros, sus hijos bastardos, no tenermos "tiempo" para observar, para reflexionar, para pensar en ello y comprender diferencias y facultades... atributos que unos seres poseen y otros no. ¿Por qué escribió Hesíodo que "los dioses y los hombres comparten una misma naturaleza"? Tal afirmación no es producto de una creencia o de una superstición: es producto de una observación y de una reflexión que lo llevó a una conclusión enunciable. ¿Por qué se "creía" en cosas en las cuales ahora no creemos? ¿observamos acaso más o mejor? es más: ¿Nos interesan acaso las mismas cosas? Por supuesto: siempre colocaremos los ojos sobre las cosas que más nos interesan. Y me atrevo a decir que el interés de esta época actual no radica en la observación del mundo que nos rodea sino más bien en la búsqueda de compensación de nuestras carencias. Nuestros ojos están en la búsqueda de compensación de nuestras carencias y creo que muy poco más. Así que imaginar a seres sin nuestras carencias nos produce una sensación desagradable, como celos, recelos o envidia. Esta es una de las diferencias básicas, actuales, entre dioses y Demonios.

Ahora bien y, como vemos, realmente lo que me interesa no son las concepciones actuales, sino lo que originó las concepciones primeras, las cuales se modifican según el mundo se va modificando, pero tales modificaciones no son correcciones, son más bien adaptaciones a los requerimientos de las épocas. Y se hace difícil hablar, por tanto, de las concepciones primeras.
La diferencia fundamental entre los dioses y los Demonios consiste en una diferencia de grado: los dioses poseen un grado extra que los demonios no poseen y ese grado extra es realmente extra, es decir: externo, es dedir: no perteneciente a la Tierra. Así que un dios es un Demonio Y ALGO MÁS. Ese algo más es lo que lo diferencia de los Demonios. El hogar de un demonio es el Planeta Tierra, el de un dios no. No por ello no puede reaparecer cuantas veces le de la gana. Los Demonios esperan por el fin del mundo para poder volar, para liberarse, es por ello que cumplen con plena responsabilidad; saben que el Cosmos, en un momento u otro, se convertirá en su hogar.

Saben, simplemente saben.


Texto agregado el 22-12-2007, y leído por 138 visitantes. (0 votos)


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