Naturalmente
duele la caída
este repliegue de alas
que nunca busqué.
Yo, que solía confundirme
con los cirros en el cielo
hice mi oficio vender esperanzas.
Al fin y al cabo
fui solo eso: un traficante de palabras.
Porque en la crueldad también hay belleza:
Mi sonrisa -bellamente inocente-
(como el pico de un águila
incrustado en la carne)
se fue perfeccionando.
Pero también tuve miedo
y no pude evitar el espejo
ni la terrible sensasión de despertar
cada mañana.
Intenté cerrar los ojos
pensar que todo era un mal sueño
Al fin y al cabo
nuestro amor fue eso:
una repetición agotadora
de despedidas en los terminales.
Algo de ti me duele todavía.
La certeza de saberme vivo.
Esa fe que no proviene de este mundo.
Texto agregado el 22-12-2007, y leído por 304
visitantes. (6 votos)
Lectores Opinan
08-11-2008
esta bueno..emite tristeza chilli
05-03-2008
Me gusto hasta el traficante de palabras, pero en lo siguiente no encuentro el hilo conductor. Se mezcla mucho y no se dice nada. Unbesito Chusita
26-02-2008
Hermoso. jenna
17-01-2008
naturalmente, lo único bello que tiene una crueldad es que quede plasmada en un resultado como este: un bello poema. tantas veces he leído cosas producto de algo super desgarrador que, aunque no lo sufra, puedo sentirlo en cada palabra y emocionarme por ello. ciertamente me emociona evocar situaciones en las que me he sentido igual. maritamontesverdes
23-12-2007
o estoy muy sensible o yo qé sé... podría decir muchas cosas, pero prefiero un "muy muy muy bueno".... y el amor es más que despedidad en los terminales... dendritta