El mar burbujeaba espumando su ira a cada salto de olas que se encontraban. Parecía que el magma de la tierra saliera a superficie con la intención de calentar el enorme puchero para hacerse un guiso de marineros despistados al jugo de miedo batido.
Yo veía como mi cuerpo saltaba a cada en encuentro de las lenguas de agua. La espuma, tan bonita, tan suave y dulce, me negaba la vida impidiéndome respirar. Me agarré fuerte como puede a no se donde, pero mis manos pequeñas y blandas no eran los suficientemente fuertes para evitar que mi cuerpo fuera engullido por las olas.

Mi cuerpo zarandeado como una pandereta temblaba sin parar, porque ese infernal mar se enredaba en mis piernas y impidiéndome mantener el equilibrio, me rodeaba, me succionaba y el agua y la espuma se colaban por los resquicios de mi cuerpo. Los oídos taponados, llenos de líquido me hacían creer que alguien me llamaba pero yo sabía que estaba sola. Hacía mucho que estaba sola y seguramente todos los demás ya estaban muertos o luchando por un poquito de aire a intervalos igual que yo.

Empecé a recordar pasajes de mi vida, no se si por seguir la corriente a las historias de pre-muerte que leí o por que mi mente lo encontró oportuno para aliviar la tensión del miedo a morir.
Hay estaban los juegos en la calle con las niños del barrio; las excursiones al campo con la familia los domingos; los sábados de cine y pipas; las discotecas, el alcohol, los porros y los chicos; las parejas unas detrás de otras sin mucho acierto; los viajes aventureros…
Y sentí que no está demasiado mal así que solté las manos del agarre y decido abandonarme y no luchar mas Me dejó vibrar por el mar a borbotones, que alivie mi tensión, que me cubra y me posea y que este agua caliente se quede conmigo para siempre para así pod..

- ¿Señora? ¿Señora? ¿Oiga?
- ¿Si? (digo quitándome los tapones de los oídos)
- Lo siento pero vamos a cerrar ya. Tiene que salir del Jacuzzi.
- Ah, si, si. Claro. Por supuesto. Gracias.