No se en que momento dejé que llegaras a esta situación, quizá sea culpa mía por estar demasiado metida en mi mundo, en mis sueños, en mis ilusiones…y olvidarme de que tu me necesitabas más que nunca, he permitido que dejes de ser tu misma, todo aquello por lo que luché cuando te ofrecí mi mano para que salieras de ese tortuoso matrimonio y ahora viviendo contigo, compartiendo tu espacio, no he sabido darme cuenta de que te habías abandonado y me siento egoísta y no puedo perdonármelo.
Pesas 45 Kg. o al menos eso creemos, no fui consciente de tu extrema delgadez hasta que por casualidad te vi el otro día en el baño, aunque intentes ocultarlo las únicas curvas que conserva tu cuerpo son las costillas sobresaliendo de tu abdomen o esos huesos marcados en los que se han convertido tus brazos.
Se que no me vas a fallar y vas a poner de tu parte como me has prometido, que vas a comer aunque no tengas apetito, que vas a estar fuerte y que vas a contar conmigo. Si a ti te faltan fuerzas, yo tengo de sobra para las dos, juntas podemos hacerlo…
Ayer por la noche cuando llorabas sobre mi pecho y me contabas como te sentías tuve que hacer grandes esfuerzos para no ponerme a llorar contigo y no dejaba de preguntarme: como he dejado que llegues a esto?
Me cuentas que te sientes mal cuando comes chocolate (ese que yo te obligo a comer) , que has perdido el apetito y las ganas de vivir, que ya no eres la misma persona, que te has vuelto cobarde y frágil, pero no es así, es esta situación la que te tiene confundida, pero tienes que recordar siempre quien eres y la grandeza de tu persona.
Te niegas a ponerte en manos de profesionales a pesar de mis intentos fracasados y te respeto, me alegro de que hayas decido vencer esta “situación” con tu propio coraje, sé que eres fuerte, siempre lo has sido.
Por último recuerda que yo estoy a tu lado, que te ofrezco mi mano para que salgas adelante y te prometo que la ANOREXIA no podrá contigo.
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