Para no extralimitar las cosas, me arrepiento de haber seguido. Busco lugares extraños, recuerdos, memorias borrosas de tristes alucinaciones y percibo los olores y sabores de un pasado demasiado próximo.
Es fácil escuchar una canción y reconocer su aroma, pero más sencillo es envolverte en él, elevarte y dejarte llevar. Claro está que una simple rememoración no puede movilizar todo tu interior (¿o sí?); claro, no debería. ¿Y si mientras tanto lo hace?
Es difícil intentar describir algo de lo que acontece en mi interior. ¿Mío?, porque sinceramente no se siquiera a quien le hablás. Claro, tú interior, hablo del tuyo. Pero es que, ¿cuál es mi interior?; creo que evidentemente tu interior es eso que de alguna manera estaba dormido y ahora se despertó. Despertarse…más bien sopapearse de lo lindo. Y que lindo los sopapos, los necesitabas. Ay, ya no se que es lo que necesitó o no necesito, sólo escucho… ”el futuro es tan incierto, pero esta noche es para siempre”
Demasiadas cosas han cambiado, algunas se están acomodando en sus nuevas butacas, otras recién se están enterando de las modificaciones pertinentes. Ni yo se hacia donde voy. Tan sólo se que voy. Me levanto y voy. ¡Andá nomás! Que acá nadie está esperando que lo confirmes. Pero lo comento porque creo que es necesario que lo sepan. No, mirá no seas zonza, haceme el favor y agarrá la valija. ¿La valija?, ¿pero para qué? ¡Ay dios!, con vos siempre es lo mismo, no te tengo que explicar todo, haceme caso de una vez por todas y agarrá la valija de dentro del armario. Pero no entiendo, ¿a dónde vamos?, ¿qué vamos a hacer?; ¿En serio querés saber? Pero si a vos nunca te importó mucho el destino querida…
La dicotomía surge en mi cabeza, no se resiente, no me abandona, caba hondo y me atormenta con sus voces. “Escucho voces”, voy a decirle al médico. Me parece que es evidente que nada bueno va a salir de esa conversación. Sí, ¿cómo pensás que no? A lo sumo me recomendará algún viaje lejos, para descansar, para liberar presiones. ¿Viaje? ¿No es de lo que estábamos hablando hace un rato? Creo que sí. Pero ¿qué te parece?, ¿cuál es la idea? Y… yo creo que lo más recomendable en tu situación es Ushuaia. ¿Ushuaia?, ¡¿pero vos estás loca o qué?! … Claro, bueno…será Ushuaia entonces, ¿Y cuándo? ¿Segunda de enero? Dale, claro que sí. Me hacés feliz, ¿sabés? Y vos a mí. Si no estuvieses dentro de mi cabeza… ¿te casarías conmigo?

No creas que se adonde voy
No creas que se adonde voy
Estoy muerto de miedo
Pero aquí podes estar contemplando como las olas regresan al mar
Y el cielo se oscureció
Te miro a los ojos y pienso
Adiós
Adiós
Nunca más nos vamos a ver… (Sancamaleón)


Queridísimo Facundo, mi muchachito especial:
Mientras escribo estas líneas hablo con vos y pienso que quizás es extraño lo que decías hace unos instantes. Eso que mi forma de ver las cosas te causaba envidia… Digamos que mi forma de ver las cosas ha causado tanto como las diez plagas de Egipto. Desde cataclismos, tsunamis, tormentas, remolinos, huracanes, aludes, erupciones, inundaciones, terremotos, sequías, tornados y hasta algún que otro caso de enfermedad, ¿pero envidia?, envidia creo que nunca…
Y creo que no sería nada sano envidiar [de envidia (Del lat. invidia ] esto que acontece en mi cabeza, así como no sería lógico decir la mitad de las cosas que enuncié más arriba (lo peor es que no se cual de las dos partes –sea la cursiva, sea la negrita- es la ilógica). Claro, dos partes que están en mi cabeza. Tan disímiles, tan dispares, tan lejanas. ¿Me acompañas a comprar un poco de cinta adhesiva, algo de pegamento universal y porque no un par de remaches para ayudarme a unirlas? Es que por más que lo intente se vuelven a separar, y lo peor es que ni siquiera luchan por dominar, eligen coexistir en mi interior sin problema alguno…y claro, sin brindarme solución alguna.

Voy a tomar tus palabras prestadas, tan sólo por un instante. Es que así es zapallita, vos sabés decir aquello que callo. [Me encanta lo que hago, cuando no lo hago.]
Y ese olor a perfumes mezclados, gastados, frotados y vueltos a poner