Una batalla de exhumaciones,
los huesos pelean su santidad,
la tierra tan seca grita sus nombres,
se adormece llorando en las noches
se descontenta antes del alba
transpira las balas tragadas ayer.
Los perros no aullan, apenas resuellan
el río enlutece con solo oír

a las madres
a las madres
se desolaron, guardaron la fe.

En los alfeizares quedaron sus ojos
sellados de lágrimas rotas y rojas
a veces los bichos se acuerdan de ellos
rezan muy bajo a vientos y rayos
piden la paz, perdòn y el exilio
cubren de luz toda la Tierra
suspiran tal vez crispando los nervios
se doblan los dedos y tarjan las puertas

con las cruces
con las luces
se replegaron, volaron allá.