Conozco a muchas mujeres hermosas, pero en pocas una visión de vida igual a ellas; más féminas cacho de aspecto común, y varias con una actitud de vida envidiable. Qué felicidad cuando encuentras algunas, esas pocas excepciones venusinas;
-pronto llega ese aturdimiento, lujurioso y cegante, que domina los tiempos en mi vida, en la cotidianeidad. No tanto porque sea bella, sino porque la sensación es mutua, maybe en grados distantes, pero con la cierta y trivial predicción de poder besarla, sentir su lengua y su paladar, besar su cuello, agarrarle la cintura, la espalda, el culo, y de vuelta al ombligo, bajarlo lamiendo, y sentirle sus muslos y sus labios y sus labios. Luego sentir dominada la verga, bajarme el short y entregarme calientemente a la relamida estremecedora, cegante, obnibulante, indescriptible. Cómo no podría desear eso, cómo no desearte. Es que me encanta estar contigo y quiero besarte completa, compenetrarte pendeja exquisita, dulce de leche.
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