De la carne hermana, los largos dedos
se escinden, las falanges se agazapan
dejando huella en las aguas;
las islas, que son carne de la carne
a la deriva, rezuman vida
y bajo sus tierras desgarradas
el mar se abre, el mundo se crea y renace.
Yo he visto esas tierras
antes de arrancarme los ojos con las manos.
Imposible divisar algo más bello,
más fiero, más agreste,
más trasmutado, más eterno...
Y si salas tu carne
con agua del Atlántico,
quemas la savia en el volcán
y dejas que el cuerpo,
convertido en jable
caiga como fina lluvia
sobre Punta Fariones,
en un alba rosada
mientras tu corazón late
eternamente entre islas
y enchumbado de aguas que se reencuentran
cicatrizarán tus heridas.
Volcán, Luis Vea García, 2002 ©
IV Mostra de poesía comparada de Sant Martí-Varios autores,
Ayuntamiento de Barcelona, 2007
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