Veo los sucesos del día a día, y a veces me pregunto si todo lo que veo, siento y escucho es real. El hombre es un ser tan complicado, que se me hace difícil de describir. Es algo tan complejo y tan grande, que muy pocas personas se dan cuenta de ello, y no entienden el por qué de las cosas que hacen o dicen. Con el ser humano nunca se sabe. ¿Es posible despreciar a alguien en vida, y amarlo con todo nuestro ser cuando este fallece? ¿Qué se creen las personas? ¿Qué por decir que amamos a un muerto, desaparecerán las hipocresías y maltratos que les dimos cuando estos se encontraban con vida? Los insultos se convierten en suspiros, las miradas de odio se llenan con lágrimas de compasión, el sentimiento de odio y burla se transforman en uno de resentimiento y dolor. ¿Hipocresía? No lo sé. O quizás sea simplemente el sentimiento de culpabilidad que aparece cuando sabemos que hemos hecho algo malo. ¿Qué ganamos con todo esto? Ser más estúpidos e ignorantes cada día, más humanos, pero menos seres. ¿Qué es la fe? ¿Desear algo con todo tu corazón? Personalmente, la fe es una simple excusa que usamos para tratar de creer que las cosas pueden suceder, y que nada es imposible en la vida. Que lo incurable tenga remedio, que los problemas puedan solucionarse, que siempre hay un ser allá arriba que sabe lo que hace. ¿Qué ser? ¿Dónde allá arriba? ¿Y por qué arriba? ¿En verdad sabe lo que hace? Que ignorante y poca cosa es el ser humano, que cree que sabe que sabe, más en realidad no sabe nada. No somos capaces de saber qué tan fuerte es una persona. No somos capaces de saber hasta dónde somos capaces de llegar. No somos capaces de saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Simplemente no lo somos. Las personas necesitan un escape de la realidad, ¿y qué mejor que un mundo dentro de nosotros? La realidad es algo terrible, necesitamos salir de ella de vez en cuando, aunque a veces, no deseamos salir de nuestra fantasía. Dicen: “¡Sal de ahí!”, pero, ¿qué tal si no queremos? ¿Por qué tenemos que salir, si aquí adentro es en donde más felices y tranquilos nos encontramos? ¿Por qué regresar a un lugar donde la maldad prevalece, y los malos sentimientos siempre salen a flote? No quiero, no quiero, no quiero… No me obliguen, por favor. Aquí soy feliz, no pido nada más que quedarme aquí…
¿Se es posible confiar en un ser que no existe corpóreamente? ¿Por qué tenemos esa necesidad, la de siempre estar agarrados de la mano de un ser más grande y más sabio que nosotros? ¿Es que acaso no somos capaces de controlar nuestras vidas como queramos? ¿El tomar la ruta hacia el destino esperado, crear nuestros propios errores, y aprender de un sin fin de aventuras? “La fe todo lo alcanza…”. Si, claro. Si la fe lo alcanzara todo, nada saldría mal, nadie se enfermaría, nadie moriría, no habría ni dolor, ni felicidad, ni aprendizaje por parte del hombre… Con la fe, el mundo sería un limbo total, un fondo blanco, nada existiría y nada se crearía. “Es muy duro verte así, y no ver realmente a nuestra amiga…” ¿Cómo sabes quien es realmente tu amiga? ¿La conocías? No te creo… Simplemente, no te creo. Es imposible conocer a alguien en su totalidad. “Te amo…” ¿Lo dices en serio? ¿O acaso es una palabra más? ¿Lo sientes en tu pecho, o en tus labios? No sé si me amas, nunca podré saberlo, porque no te conozco, y no sé si hablas con el corazón en el pecho, o con el corazón en los labios. “Estamos contigo…” ¿Lo están? Si estas conmigo físicamente, te siento en mi piel. Si estás conmigo profundamente, mi mente no deja de pensar en ti, y mi corazón tiembla con el simple susurro de tu voz. No aguantas más… El llanto, la desesperación, el dolor… No aguantar más es cuando respiramos con dificultad, pequeños trozos de hielo cortante arrasan nuestra alma, deseamos sacarnos el corazón del pecho con una daga, mordernos la lengua fuertemente, cerrar los ojos hasta que lloren sangre, gritar con todas nuestras fuerzas, pero sin que se escuche nuestra voz, que se nuble nuestra mente, y caigamos en un precipicio profundo por medio de nuestras mentes, caer de rodillas y no sentir el suelo bajo nosotros… “Te necesitamos…”. Necesitar a alguien es cuando deseas que ese alguien te abrace, te mire a los ojos, susurre tu nombre dulcemente con sus labios pegados a tu oído, sentir el cosquilleo de su respiración en tu cuello, el calor de su cuerpo junto al tuyo, su risa en tu mente, su nombre en tus manos, su corazón en el tuyo, sus sentimientos en la mezcla de los tuyos, su persona profundamente incrustada en tu alma, como el ópalo en el dije de plata del más puro e ingenuo ser enamorado. “Saber…”. Saber, saber… ¿Saber de querer, o saber de conocimiento? Saber de conocimiento, cuando somos egocéntricos ‘newtistas’ que creemos saberlo todo, y en realidad no sabemos nada. Ese ser es más científico, analítico, frío y cruel. Saber de querer, aquel ingenuo y despreciable ser que quiere que las cosas sean de un modo diferente al que son en realidad, posee el ferviente deseo de que las cosas sean como quieren, pero tiene la cruel y pesada noción de que todo se tornará diferente, efectivamente, pero no del modo que queríamos o esperábamos.
Tengo miedo del ser humano, pero decir esto es también decir que tengo miedo de mí misma, y en parte es así. Tengo miedo de fallar en la vida, de no ser quien quiero ser, de hacerle daño a los demás, de decepcionar a los seres que amo… Lo que digo y siento lo hago con tal intensidad, que sólo un psicólogo, luego de analizarme, puede darse cuenta de ello. Un modo: pongan una mano sobre mi pecho, escuchen los latidos de mi corazón, sientan su vibración en su piel, cierren los ojos y respiren profundo, dejen que su mente vuele, abran su alma completamente, y allí, si en verdad lo desean, podrán lograr sentir lo que yo siento, y esto no sólo funciona conmigo, sino con cualquier ser que sea, piense y ame.
Amen, pero con el corazón en el pecho, sepan, pero al mismo tiempo quieran, sean, pero nunca más allá, piensen, pero sueñen más que nada. No sean hipócritas, pero tampoco crueles, no mientas, pero no seas ingenuo, ama, pero no digas ‘te amo’ si en verdad no es así, sueña, pero no con codicia ni pesimismo. Vive en la realidad, sé feliz en la fantasía. Mezcla ambos mundos, pero ten noción de cuál es cuál, y de que a pesar que uno no puede estar sin el otro, ambos son como el agua y el aceite.
Sé humano, pero no demasiado. Vive, pero también piensa cómo sería estar muerto. Toma experiencia, pero también colócate en otras situaciones, y trata de sentir lo que sentirías de encontrarte en ellas. “Deseo estar en un mundo del cual no pueda escapar jamás”. Deseo encerrarme en mi mente. No me obligues a salir, deseo estar allí. Y no te preocupes; puede que yo parezca ser prisionera sin escape, más en cualquier momento me resigno, y la felicidad que tenia en la fantasía, la demuestro con ferviente alegría de regreso en la realidad.
By Amiu |