Hubo una vez...
Hubo una vez una historia...
¿o quizás debería decir un minirelato...?
Sí, más bien.
Hubo una vez un minirelato,
ya que decir historia conlleva a profundidad y sucesos en exceso,
así que no.
Hubo una vez un minirelato, con miniencuentros,
minipalabras, minifalda, minidelicadeza, minisutilidad...
...con maximiradas, maxisentir, maxihuellas, maxiausencia,
maxifrivolidad, maxirepercusiones, maxindecencia...
...en un espacio-tiempo amoral, inteligible, insustancial,
maxinmenso, minianhelado, megainerte.
Hubo una vez un minirelato resumido en dos bordados en papel
enhebrados sin delicadeza alguna, con frustración suprema,
liviandad incontrolable, pantomima ajena...
Así que, hubo una vez un minirelato mutado en pasividad recíproca
perpetua , truhanería compulsiva mutua, coitos por doquier
precitados para sosiego de la libido y hasta prontos convertidos
en indirectos vagos casi adioses malacogidos.
Y he aquí el resultado de dicha evolución.
Aquí los dejo, sin el menor rubor ni mayor dilación...
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Dos días,
dos cuerpos,
dos velas,
un recoveco oscuro,
una caricia -la mia-,
palabras....
estaba yo, ¿tú estabas?
Dos días,
mi mirada,
mi pasión,
mi ternura,
mi aliento,
mi éxtasis,
mi todo...
¿estabas?
Dos días,
¿para qué?
para tu adiós
y mi dolor.
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Oye tú...
...volví a imaginarte en las horas muertas de mi pasada noche,
te recreo como si de un muñeco se tratase, como un Mr.Potato,
y que no te suene a broma, no, que es totalmente certero.
Tiro del recuerdo que cada poro de tu piel me ha dejado
y poco a poco te me apareces, eres tú en 3D,
se me aparecen tus manos que nacen desde tus muñecas,
muñecas que me deleito saboreando,
se me aparecen tus labios que son la cuna de mis mordiscos,
se me aparece tu pecho con tacto de terciopelo,
tus ingles que hacen de mí una alumna aventajada en francés,
tu piel de cicatrices entintadas que al lamer me intoxican de lujuria,
tus ojos que llegan a penetrarme más aún que tu erecto sexo,
tu espalda, camino de caricias de la seda de mis dedos....
...pero estiro la mano y no te palpo, no, traspaso tu figura imaginaria
porque sólo eres el capricho que vomita mi cabeza cada noche en mi cama.
¿Y tú, capricho mío, dices que quieres entintar a la gente con tu arte,
tatuarles sus deseos,
dejadles marca eyaculándoles tinta china en sus poros?
Pues déjame decirte que serás entre los buenos, de lo mejor,
pues has conseguido, y sin tinta, tatuarme tu esencia en cada pliegue de mi cerebro...
...y yo... yo me dejo violar por la imagen inpalpable de tu ausencia presente.
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[[ ...Y es que nada queda nunca concluido
hasta que no se concluye bien...]]
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