¿ALFORJAS VACÍAS?
¡FELIZ NAVIDAD!!!
Iba un viejo caminando con sus alforjas vacías.
¡Sobre su espalda cargando todas las penas vividas!
Cuando le di mi sonrisa, una mueca me brindó,
y en sus ojos tenuemente una luz se vislumbró.
Su cansada humanidad enderezó lentamente,
me brindó su áspera mano con ligera timidez.
Había salido al alba, para poderlas llenar…
Vender la leña encontrada y poder comprar un pan
para su anciana viejita, ciega de tanto llorar,
por aquel ingrato hijo, que olvidó de regresar.
Contóme que no encontró, ni un leñito que cargar.
Con sus alforjas vacías, y su cara de ansiedad…
Pide a Dios y en su plegaria, ruega poder aguantar,
sin un mendrugo en la mano… ¡No quería regresar!
¿Pero qué tanto preocupa a tan buen esposo y padre?
Si en sus alforjas siempre pone, esperanza y gran tesón…
Y aunque también llevan dolor… ¡Están más llenas de amor!
Comparta usted conmigo lo que en ellas carga hoy…
Y con tantos dones juntos, pediremos al Creador,…
¡Que sus deseos sean colmados de dicha, también bendición!
Siguió caminando el viejo, y una cobija encontró…
Pensó que sus peticiones se empezaban a cumplir…
Al pisar ya su vereda, alcanzó a ver el portal…
¡Una canasta llena! ¿Quién la habría de llevar?
¡Había llegado Pedro! Por fin el camino halló…
¡Gracias al Dios Bendito, que mis plegarias escuchó!
Al fin mi vieja querida, descansará de llorar
¡Con mis alforjas bien llenas… gracias habremos de dar!
Ya sentados a la mesa, escucharon bien atentos,
la historia, los sufrimientos, que había pasado allá
pues solo pensaba en ellos, en volverlos a abrazar…
Para estar por siempre juntos… ¡No volverlos a dejar!
¡Esta noche es Noche Buena! ¡Y mañana Navidad!
Ma. Antonieta Campos
Maranti
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