Luzalina es una joven mujer llena de vida y sobre todo de luz como da a entender su nombre. Si de lejos la miras dirías que es casi un ángel de esos que se cree siúticamente caen del cielo. Es ya una mujer, una capaz de seducir a cualquier hombre, hasta al más experimentado y sin sentimientos. Luzalina no ha perdido su virginidad y ni siquiera piensa guardarla para un hombre especial. Sólo la atesora. A ella no la contagian sentimientos perversos, no.

Luzalina es preciosa, su rostro es tan blanco como se pudiera imaginar, sus cabellos son castaños aunque ella desearía que fueran negros. Su mirada es transparente sin embargo su corazón es oscuro, es malo y patético. Sí, porque la maldad puede convivir en una persona que inspira amor, ternura y pureza. Existe en ella y existe de la forma más cruel porque no se puede advertir a primera vista. A Luzalina no la contagian sentimientos crueles porque éstos ya nacen de ella, de forma natural. Éstos tienen en ella el más perfecto hogar, no la atormentan porque sería odiarse a ella misma. No podría, así es feliz, así es ella. La maligna Luzalina está llena de vida y también su rencor que en ella toma atisbos de nobleza.

Cuando camina la luz se refleja en su rostro y muestra rasgos tan angelicales, su nariz pequeña, sus ojos color miel. Sus pies delgados y finos son la terminación de piernas largas y firmes que se mueven por sombras ambigüas. Sus brazos son débiles pero capaces de levantar lo más pesado. Su cuello blanco y deseado me lleva a sus pechos que resaltan en el escote de sus vestidos. Una piel limpia y libre de los rayos de sol la cubre como un manto bendito y sus manos de dedos traviesos alcanzan a tocar lo que no existe, electrizan. Sus caderas blandas y armoniosas provocan delirio y su boca suave, rosada, tersa… sobre ella apoyaría mis labios y me dejaría perder mientras mis manos se hunden en su cabello y su aroma entra en mi cuerpo respirando hasta más no poder de placer, impregnándose para siempre porque el olor de Luzalina conquista la piel extraña.

Porqué te escapas y miras así vil Luzalina, no bajas tu altiva cabeza pues sabes que tus armas son más poderosas que las mías. Ninguna guerra se puede perder bajo tu nombre, usas todo lo bello que tienes para herir. Vas y vienes y no sabes lo que cargas contigo, crees que no te temo pero me inspiras terror. Te cuidas, ángel y muestras el infierno porque lo conoces como la palma de tu mano. Tu nombre no deja de susurrar en mi mente aletargada, Luzalina, Luzalina, acaba con tu juego, mientras piensas entregarme tu mágico tesoro me apuñalas por la espalda una y otra vez.

Vas ligera con tu alma negra, pérfida eso no te incomoda por eso no te dejo mi corazón porque lo desvanecerías. Hermosa te mueves en la noche, tu esplendor ilumina todo. En silencio permaneces vanidosa Luzalina, las palabras que salen de tu boca son dagas que clavan con aversión cualquier corazón. Quién te enseño la maldad si has vivido recibiendo amor. Quién te mostró este juego monstruoso y carnal, tan humano. Cómo es posible pensar que el rencor intenso e incontrolable pudiera desarrollarse dócilmente en ti.

Malvada Luzalina eres bella a la luz del sol y en las noches eres una estrella que brilla como resplandecen los astros más lejanos. Eres dulce y te amo, mi hermosa Luzalina.