TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / cataa / Crimen en el hotel

[C:327236]

Crimen en el hotel

-¡Qué asco!- gritó Maria Thompson. No podía creer lo que estaba viendo.
-¿Qué pasa María? por favor, estamos adelante de todo el mundo; no me hagas pasar vergüenza-dijo su esposo Leonardo al ver a su mujer que empezaba a enloquecer. Leonardo Thompson era un hombre muy vergonzoso y discreto que no quería llamar la atención.
-¡Pero mirá esto querido, es un anillo en la empanada!¿Quién fue la desgraciada que no se lo sacó para cocinar?
-Calmate, calmate.
Era un anillo mediano, bañado en oro con dos pequeñas iniciales:"M.C". En cuanto María se levantaba de la mesa para reclamar tal cosa a la cocinera, entró Julián Ypres gritando con desesperación al comedor del hotel Bommen. En cuanto los demás empleados lo escucharon, lo callaron de inmediato, pero sus palabras fueron tan explicitas y escalofriantes que quedaron grabadas en la mente de todas las personas que estaban cenando.
-¿Es tuyo Ana?
-Si, gracias. Mil disculpas. No volverá a suceder.-dijo Ana Wexler, la cocinera, al pasar tanta vergüenza.
Los rumores iban y venían, pero siempre era el mismo:"Lo mataron. Encontraron a Martín Sirias en su habitación, apuñalado en la espalda."Aparentemente había muerto unas horas antes que lo encontraran; no había testigos y se alojaba solo en el hotel.
El primer sospechoso fue el típico de los cuentos, Julián Ypres, el mayordomo."Pasaba por los pasillos cuando vi una puerta abierta y decidí ver de qué se trataba. Ahí fue cuando lo encontré". Esa fue su declaración. Todas las sospechas apuntaban hacia él, pero nada concreto. Decidieron vigilarlo, seguir sus movimientos, pero no resultó. Sin pasar ni siquiera tres días, encontraron a la pareja Thompson, en el armario de su habitación, también apuñalados. Desde esa última cena, asquerosa para María, nadie los había vuelto a ver, es por eso que las mucamas entraron a la habitación, por pedido de sus superiores para saber si estaban allí. Así fue como quedaron espantadas al encontrar semejante escena.
Las críticas a Julián Ypres se agravaron, terminando con su desempleo del hotel Bommen. La gente alojada, empezó a desencadenar intranquilidad y miedo, aunque creían útil que despidieran a Julián Ypres. La prensa de Neuquén y la policía llegaron junto con los rumores de los asesinatos. Los diarios locales y nacionales querían hacer notas, y los noticieros interrogar a las personas alojadas.
Cecilia y Mauro Loan eran una pareja de periodistas que decidieron quedarse en el hotel para investigar de qué se trataba todo. Hicieron visitas a todas las habitaciones del hotel, a la recepción, a la cocina, al lavadero, etc. No encontraron nada, y si lo hubieran encontrado nadie lo sabía porque luego de cinco días de su estadía, fueron encontrados en el baño de su habitación, apuñalados como en los demás casos.
Los huéspedes del hotel Bommen, empezaron a retirarse, mientras que los empleados comenzaban a preocuparse por su futuro. Los rumores circulaban fuertemente por la ciudad, y el hotel era una noticia en suspenso para todos los medios. Al día siguiente llegó Beatriz Stuart, una mujer habilidosa para resolver crímenes, que volvía de sus vacaciones en el sur y decidió pasar por Neuquén para centrarse en el caso. Su personalidad era única; misteriosa, pensativa, chistosa, tramposa, que además podía sacar al menos una pequeña conclusión al instante, algo que los demás no tomaban en cuenta. Su primera reunión fue con la dueña del hotel, Lucia Bommen.
Quizás hubiera sido para asustar a Beatriz, nadie sabía, pero sucedió. La cuarta muerte en esa misma tarde."Claudio Estumas, alojado hacía una semana. Habitación 38. Sin acompañantes."Esto, según el recepcionista Alberto Haig. Desde esa declaración, Beatriz levantó algunas leves sospechas en cuanto a él. Su poder de registrar los alojamientos y estadías de los huéspedes era un privilegio único para alguien que quería asesinar.
-¿A que hora se registraron los asesinatos?
-El primero a las 7 p.m., el segundo a las 5 p.m., el tercero a las 5:45 p.m., y el último a las 7:30 p.m.-dijo Alberto Haig.
-¿Encontraron algún elemento que pudiera develar cómo fueron asesinadas las personas?
-Apuñaladas. Encontramos un cuchillo en el último caso y deducimos que todos lo asesinatos fueron hechos con ese cuchillo, ya que los médicos forenses dijeron que todos los cortes en los cadáveres eran similares.
-¿Me podría decir el número de personas involucradas en cada asesinato?
-Las víctimas fueron dos matrimonios y dos hombres solteros.
-Perfecto, con eso basta. Muchísimas gracias.-dijo Beatriz al creer haber reunido suficiente información para empezar.
Ya tenía varias pistas. Todos los asesinatos se produjeron entre las 5 y las 8 p.m. Todos se produjeron con cuchillos, y todos involucraban a un hombre. Era una buena base, todos tenían algo en común. Stuart, sentada en su habitación y ensimismada en sus pensamientos, se sobresaltó cuando tocaron la puerta. Era Alberto Haig. Su cara tenía la necesidad de contar algo. Eran dos pistas más.
-Soy muy morboso y estuve en todas las habitaciones con los policías después de que encontraran los cadáveres y todas las habitaciones de los asesinatos son las más cercanas a la cocina y el lavadero. No sé si será muy importante, pero había siempre olor a comida.-Eso le llamó mucho la atención a Stuart. Empezó una nueva sospecha pero deseaba guardarla hasta que tuviera suficientes pruebas para culpar.
Eran las 7:45 p.m. del día siguiente cuando llegó Haig desesperado.
-¡Trató de matarme!
-¿Quién Haig, quién?
Las descripciones fueron exactas. Una vez más, tenía al culpable confirmado. Esa noche, decidieron averiguar su pasado.
Había falsificado su identidad de Marta Coullier para que nadie la reconociera, en especial la esposa de su tío, Lucia Bommen, que no la veía desde los siete años. Bommen se había casado con su tío, pero lo engañaba con otro hombre. Sólo ella lo sabía y Bommen había amenazado a aquella inocente niña si decía algo. Su tío era tan sagrado para ella, que decidió vengarse al crecer, empezando a trabajar en el hotel de su tía, mientras que asesinaba para que el hotel se convirtiera en el lugar mas desolado. Los asesinatos los cometía en el tiempo que no trabajaba, de 4 a 8 p.m.
Era tarde y esperaron al día siguiente para denunciarla. No necesitaron decir nada, simplemente, Alberto presentó a la policía la evidencia que le había sacado al ella tratar de seducirlo y que no necesitaba explicaciones: Un anillo mediano, bañado en oro, con dos pequeñas iniciales:"M.C", Marta Coullier, o mejor dicho, Ana Wexler.

Texto agregado el 18-12-2007, y leído por 393 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]