Paz; silencio; amanecer; fuego sagrado; luz del alma; recuerdos; destierro de injusticias; salvación; dignidad; homenaje; democracia; libertad...



Después de aquel “Glorioso cacerolazo” del 20 de diciembre, hoy primero de Abril, más de doscientas mil almas honraron la memoria de Axel, quien nos volvió a resucitar...



En mi país, sus aires han sido teñidos por el soplo de los dioses. Gracias a la entereza de un padre, al que le mataron su único hijo, la plaza del congreso fue un enorme eco de resonancia de las voces. Su conciso y emotivo discurso nos conmovió ante una multitud que pocos líderes han agrupado. Tras las flamas de velas ondulando y esa infinitud del pueblo con sus manos en alto, un río de luces iluminó nuestra existencia bajo antorchas de paz que bien nos merecemos. Ojalá los puntos estratégicos del gobierno estén de acorde con este sublime e incomparable gesto que hoy se ha demostrado...
Por ello, mi grito silencioso de justicia se pierde entre todos estos cuerpos que hoy compartimos una de las emociones más grandes del país; ¡¡¡Gracias a Dios la Argentina está de pie y viva!!!

Ana Cecilia. ©