De ciegos y enamorados.
Podría hablarle de la ceguera,
la que sufren los ciegos,
la que padecen los obstinados,
y la que somete al ignorante.
Pero, si me permite,
le hablare de la que enferma,
a un enamorado,
y de las consecuencias de la misma.
Un ciego y un enamorado,
en principio, tienen similitudes,
tienen una discapacidad,
sin embargo, no se manifiestan de la misma manera.
Mientras que un ciego,
pierde la capacidad de ver,
un enamorado sigue acreedor de la vista,
solo que, para quedarse perplejo.
Por otro lado, un ciego,
aumenta su capacidad de orientación,
mientras que su antípoda,
no sabe, ni donde se encuentra parado.
La racionalidad del primero,
incrementa significativamente,
sin embargo, el segundo,
carece de la misma, sus anhelos se lo impiden.
Un enamorado, no distingue,
una simple sonrisa,
de una con complicidad,
no es necio, es convaleciente.
Tampoco comprende las negativas,
es que para él,
detrás de un no,
hay mil significados, que le dictan lo contrario.
Se vuelven presos de sus sueños,
de sus ilusiones,
de su imponente sentimiento,
de su objetivo, obviando lo demás.
Al punto, de desconocer,
si lo que ven o creen ver,
es realmente así,
o simplemente un espejismo más.
Ahora que sabe todo esto,
dígame,
¿Usted tiene interés en mí,
o continuo ciego por mi ego?
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