Cinco minutos,
estos minutos
que separan en un antes
y un después,
donde puedes dudar,
rechazar o volver;
dar marcha atrás,
donde puedes renunciar
o argumentar para otros más.
Sí, cinco minutos.
Trecientos sesenta segundos,
parece así una eternidad.
Cinco, extraño número
que como se compone,
uno de ellos puede decidir
si hay paridad,
donde hay un eje
para un equilibrio inercial.
Pensar en después,
solo esperar y llega.
Minutos
que te separan del, "Sí amor",
del, "Sí ya voy",
del, no, no voy a fallar.
Cinco minutos, también,
que no alcanzaron
para convencerla
y no tome el tren,
el que la llevó
sin regreso.
Los mismos
cinco que tampoco lograron
detener mi dedo
que soltó la bala
que va en busca
de mi sien.
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