Alcánzame el whisky, las pastillas, no ves que me parte el dolor? Si, así, ya me alivio. Límpiame la boca, por favor… Te gusta, Diego? Está bonito el cuadro? No mires los trazos, me tiemblas las manos, ya sabes. Te he pintado en mi corazón, tremendo hijoputa. Gordo y feo como eres. Y a la Félix, justo en la frente, entre ceja y ceja, también. Ja, ja ,ja, ja. Así juntas, como te ha gustado siempre. Falta …No, hubo muchas más. En el sol lo puse a Cristo. Porqué no? Acaso tú pintas todo lo que crees? Yo invento, querido. También me he inventado la risa y la alegría. Claro, la vida me inventó la lanza, el dolor, las costuras y mi pierna coja. Invento por invento... No, no me beses, sólo pasa los dedos por las costras otra vez… Pobre André, me decía que eran sueños, mis cuadros. No son sueños, las cicatrices no son sueños. Pero sí, también son mis sueños… Me he inventado de nuevo en este cuadro. Cuantas veces me he inventado, Diego? Cada cuadro soy yo pero no soy yo. Mejor, soy yo muchas veces. Con los monos negros, las heridas y el corset, siempre el corset. Recuerdas la pintura con Bonito y los otros pericos? Recuerdas los detalles? Las flores en el pelo, los collares, las trenzas. Hasta tengo un universo con Marx y el santo Stalin. Todo eso era yo, soy yo. Tú quieres inventar a todos los mexicanos en tus murales. Yo sólo quiero inventarme un mundo…Los lienzos, mis lienzos son espejos. No, mejor fotografías de mi alma. Eso decía papá cuando tomaba fotos, que les robaba el alma a las personas. Cuántas almas tengo, Diego? No, yo no tengo alma, yo las invento. Cómo que tú sí? Tú no eres nada, mi amor. Qué sabes? Cuanto tiempo más podré seguir inventándome, Diego? Dímelo, querido, hasta cuándo?
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