Peligroso juego
ese de intentar
que mi piel encuentre
en ti sus respuestas.
Poco pueden
captar mis ojos,
si la oscuridad es inmensa.
Y en esa realidad
imaginaria,
suele suceder que,
mirar,
mirarte,
suene a un imposible.

Tan solo reconozco
tus ojos
y sin embargo,
me siento incapaz
de leerles.

Me pregunto,
si la Nocturna Dama,
intentará confundirme.
O es que tal vez
solo sea,
ese loco afán
de preservar misterios,
el que me impide reconocer el deseo,
de dejarme atrapar.

¿Será por eso que tampoco escucho
las respuestas,
que en silencio me gritas?


...a la Dama del Nocticio