Llegó Papá Noel.

Cecilia, esperaba a Papá Noel, como todas las navidades; ese viejo gordinflon que entra por la chimenea como un ladrón deshollinador. Se ponía su mejor vestido de color negro, se peinaba durante largas horas su enmarañado cabello azabache frente al espejo. La tradición cuenta que la leyenda de Santa Claus surgió en Estados Unidos, y que era un tipo que siempre esperaba Navidad y ayudaba a los niños hasta que Dios se lo llevó a su lado. Él Papá Noel de hoy en día no es el mismo, es un tipo muy diferente. Y donde vive Ceci abundan las leyendas, todas malas por cierto. Ceci no cree en esas leyendas, porque viene de un sitio donde Papá Noel es distinto, o cree en otras leyendas. Hoy siendo 24 de diciembre, Ceci se prepara para recibirlo, ha puesto un pesebre para Jesús con un trineito en miniatura y todo, un árbolito de navidad, y por si fuera poco comerá doce uvas junto a las campanadas, una por cada apostol, las come el 24 porque el 31 no podrá hacerlo ya que planea un viaje al Tibet, ella es muy religiosa y sigue al pie de la letra las tradiciones.
Ceci tiene 24 años, un año mas, un año menos, y como toda joven, le gusta estar bien presentable en las citas especiales. Dispone la mesa para dos, sirve unos platos con ensalada, y observa el reloj, son las 23:45. ¡Que nervios! Ya viene Papá Noel. Como se encuentra sola en la casa, piensa que la velada será extraordinaria y en su fuero interno sabe que le gusta Papá Noel y siempre tuvo fantasias sexuales con él. Una especie de complejo de Elektra pero con Papá Noel como sustituto. La fijación de Ceci hacia Papá Noel tiene sus redobles oscuros. A los doce años Ceci no creía en Papá Noel, si le decían que Papá Noel venía todos los 24 de diciembre a las 24 hs en punto y que de vez en cuando se retrasaba y llegaba tarde, creencia fortalecida cuando vio aquella sombra deslizarse por el techo del vecino, una navidad pasada. Lo que nunca supo ella era que se trataba de un ladrón que a los pocos días cayó preso y fue titular en varios periódicos regionales. Sus padres nunca se lo dijeron para no romperle la ilusión, desde ese día Ceci cree en Papá Noel y sueña con el, y no quiere erradicar de su casa la creencia. Las 23:51 ¡Que nervios! Ceci se sienta, y observa el plato con vida, revuelve la ensalada con su dedo índice y se lo lleva a la boca, siente calor, abre la ventana. Se vuelve a sentar y clava su mirada en el viejo reloj de madera del comedor. El frío aire del invierno golpéa sus pómulos y la escarcha comienza a entrar. Fría noche de invierno. Las 23:55. Ceci se siente ansiosa, se come toda la ensalada. Las 24:00 o' clock por fin, piensa y da un brinco sobre resortes, sale corriendo afuera, para que Papá Noel pueda entrar tranquilo por la chimenea. Es una pena que se haya olvidado de un detalle, el fuego arde con las leñas bien calientes. Corre hacia la chimenea. Demasiado tarde, son las 24:02, Papá Noel llegó a las 24:00 hs y estuvo dos minutos saltando en el fuego para no quemarse, imposibilitado de poder trepar por el conducto de la chimenea hacia arriba. Con un matafuegos apaga al pobre Papá Noel y a las maderas. Papá Noel se lo agradece con una reverencia.

—Niña, que me he quemado, si tu no estuvieras como podría apagarme yo solo —dice con su mágica sonrisa de oreja a oreja.

—Papá Noel que alegría verlo, venga siéntese por favor, le he preparado una ensalada que estoy segura le encantará.
—Por supuesto niña, Papá Noel nunca llega tarde. He hecho un viaje largo, el trineo es cansador, y si tienes algo para beber te lo agradecería.
—¡Que mal! Tengo agua nomas.
—¿Cómo agua nomas? ¿Que no sabes acaso, que a Papá Noel le gustan las bebidas fuertes como el Vodka, el Whiski, el Pernod?
—Perdóneme Papá Noel.
—Puedes llamarme Claus de santa no tengo nada, y creo que deberás pagar por tus errores.
—¿Cómo?
—Si, tengo regalos para ti pero has sido una mala niña y, desconsiderada con Papá Noel, ¿Quién crees que te deja regalos todas las navidades, eh?
—Perdóneme Papá Noel, se lo suplico —Una lágrima rodó por el ojo de Ceci—.
—Déjame hablar niña maleducada, si quieres que te de este fabuloso regalo debes portarte como una buena niña.
—¿Que puedo hacer por usted?
—Ok, primero voy a sacarme el saco porque ya me dio calor, vamos a tu habitación y allí te contaré.

En la habitación Papa Noel se sienta a orillas de la frazada y la invita a Ceci a arrimarse a ella.

—Dime Ceci, ¿tienes ropa aquí?
—Si, por supuesto, es mi casa. ¿Qué quiere ponerse? tengo ropa de hombre tambien. ¿Algo mas liviano?
—No, no, nada de eso. Es para ti la ropa no para mi.
—¿Cómo?
—Verás, quiero que te vistas como colegiala, aprendiz colegiala, se que tienes mas edad que una niñita colegiala, es una de mis fantasías, porque comprenderás, donde yo vivo... no las hay, les gusta andar desnudas.
—¿Andan desnudas donde usted vive?
—Así es Ceci.
—¿Y cómo es que sabe mi nombre?
—Por algo soy Papá Noel, jojojo. Como te decía, no les gusta andar vestidas, es que hace mucho calor donde yo vivo.
—¿Y los hombres también andan desnudos?
—¿Y a ti que te parece? ¿No te digo que el calor es insufrible? Tu porque vives aquí donde como hoy nieva y no te puedes quejar.
—¡No se enoje!
—Si no quieres que me enoje deja de preguntar tonterías y vístete como colegiala de una vez.
—¡Si, ya mismo Papá Noel, lo haré por usted!
—Así me gusta, Ceci, yo tambien me quitaré la ropa para no perder la costumbre.
—¿No quiere que yo me desvista?
—No ahora no Ceci, primero te disfrazarás de colegiala y luego si, te desnudarás, vamos paso por paso.
—Muy bien.

Ceci se viste con una falda corta haciendo juego con una camisita, y una corbatita, zapatitos de tacón y medias de seda. —Que sexy te ves dice Papá Noel—.
—Me hace poner colorada.
—Mira te mostraré una colorada. Arrodillate frente al gran Papá Noel.
Ceci obedeció.
—Ahora quiero que frotes y chupes la lámpara mágica de los deseos para que el buen genio aparezca y te conceda tus regalitos. Uhhm si.
Ceci obedeció y así estuvo hasta que el buen Papá Noel eyaculó.
—Ahora tomaré un descanso en la camita, mientras puedes ir desnudándote, hazlo lentamente mientras te observo.
Ceci obedeció y se acostó junto a el.
—El viejo Papá Noel aún es fuerte y duro como una roca ya lo verás. Dame dos minutos...
—Creo que ya es suficiente, usted se está aprovechando.
—¡Cállate de una buena vez puta!
Papá Noel abofetea a Ceci y la hace llorar.
—Tendré que atarte puta, tu te lo buscaste —dijo Papa Noel ofuscado.
—¡No me haga daño por favor!
—Callate de una vez, Papá Noel ya esta cansado de tus quejas ¡Si sigues portándote así no tendrás tus regalitos de Navidad y se los daré a otra niña!

Papá Noel ata a Ceci a la cama dejándola completamente inmóvil, es imposible que se escape por mas que con todo su espíritu lo intente, las cuerdas están tan adheridas a su piel, que hasta la lastiman, y, no puede quejarse, porque su boca muda, está tapada, por una gruesa tira de cinta adhesiva.

—Ahora verás lo que es bueno, sentirás al gran Papá Noel dentro tuya como ninguna antes lo sintió, ok si, estoy mintiendo, soy un mentiroso lo sé, igual tendrás el honor de sentirme dentro.
Ceci abrió grandes sus ojos al ver el espectacular miembro que tenía delante de ella. Y así Papá Noel y Ceci hicieron el amor una y otra vez, hasta que Papá Noel se secó la frente con su fuerte mano, hizo un gesto de despedida, se subió a su trineo último modelo y se fue volando por las nubes con su conocida sonrisa: Jojojo, y gritando por lo alto: ¡Soy Papá Noel!
Lo que le sorprendió a Ceci fue que Papá Noel no era gordo, ni se vestía de rojo como ella creía, sino que se vestía informal, lo que si usaba era barba blanca postiza, y un gorrito rojo a la moda. La leyenda dice también que Ceci era virgen, que quedó embarazada y que Papá Noel nunca volvió a visitarla a su hogar.