Fue cuando estábamos en la Estación central tomándonos un cafesito express, con esas rosquitas de canela, tan deliciosas que en ese lugar se venden.

Estábamos rodeados de comensales diversos. Los había en parejas. Cada uno en su mundo distante de la realidad del momento.

La conversación amena o no, entre un hombre y una mujer, puede derivarse por caminos diversos.

Si son marido y mujer, seguro estará el asunto de los hijos, el trabajo o el aburrimiento manifiesto.

Si son dos mujeres, hay dos caminos. Si son amantes estarán tomadas de las manos, tocándose con las rodillas por debajo e la mesa y diciéndose palabras bonitas y ardientes. Todo esto muy disimulado.

Si no seguro son madre e hija y una esta llena de reconvenciones para con la otra.

Si son dos hombres, también hay dos caminos. Si son amantes, no solo estarán tomados de la mano, si no que además estarán sentados muy juntos y besándose en la oreja.

Si son padre e hijo. El hijo esta llamando la atención de su padre por su comportamiento al mirar a una joven mujer que pasa en esos momentos.

Pero yo estaba con una hermosa mujer. Bebiéndonos con la mirada, riéndonos de los que yo describía más arriba. Eso llevo nuestra conversación hacía como sienten los demás las ansias de hacer el amor. Y nos desafiamos para esa noche en el calor de nuestra casa.

Nos sentamos en el living, buena música en la radio; y en la mesita dos tragos largos.
El sillón apropiado para nuestros requiebros y contacto. La tomé en mis brazos besándola largamente, al principio con besos castos. Abrí su blusa
Besando su cuello mientras mis dedos se hundían en el pelo de su cabeza, acariciándola desde el cuello hasta su nuca.

Se encendió la llama del deseo. Fuera la blusa y mi camisa.
Ante mi quedaron erguidos sus bellos senos. Como un animal sediento los besé, lamiéndolos y mamándolos con fruición mientras mis manos recorrían sus piernas y su trasero.
En la ardiente escena volaron mis pantuflas, pantalones y demases al viento. Ella como fiera arranco su ropa y se me vino encima con su boca directo a mi sexo. En vilo la di vuelta y metí mi cabeza entre sus piernas.

Así acostados cuan largo éramos en el sillón disfrutamos. Ella en gemidos yo en juramentos. Vida mía…Amor de mi vida…entre gruñidos le decía mientras más me sumergía en la laguna de su sexo.
Me voy me dijo en con grito como lamento y yo más la besaba hasta que ambos como una explosión de ese orgasmo en pareja, en quejidos acabamos luego.
Lloró ella, con llanto bañado en lágrimas. La abrace con amor y cariño, demostrándole todo mi amor y deseo. Se acuno en mis brazos por un largo momento. Yo acariciando su hermoso pelo y sus más hermosos vellos.
La bese entera de pies a cabeza, mordiéndole sus hermosos glúteos y más hermosas piernas. Que bella que estas esta noche. Tus ojos brillan como dos luceros y tu piel perlada en luz de luna con esa miriada de gotitas de tu sudor y del mío.

De improviso me dijo..Uyy …Que sensible que me ha quedado. Yo instintivamente baje mis manos hasta mi trofeo de guerra y sintiendo como me ardía, me dijo –Perdona pero no supe aguantar el deseo de mordértelo. Fue como una recompensa por lo bien que lo haz hecho .

Soltamos la carcajada y de ahí seguimos en nuestras fantasías y juegos

Nomade...soñando...soñando