La facilidad en tus labios,
el silbido silente se aproxima
a un estruendoso y misterioso mar de dudas
que no nos permiten llegar a la orilla.
El navío no ha de zarpar con la luna acechando.
En el día, nuestros corazones se habrán desangrado.
Texto agregado el 13-12-2007, y leído por 96
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