La barca fondeó sobre la blanca y cristalina arena de la playa, amanecía con el fondo del suave oleaje. Sir Christopher Bowels dio el salto a la arena e hincando su rodilla en tierra gritó:
¡ Dios salve a Enrique VII ! En su honor otorgo a esta tierra el nombre de New England...
A estas palabras contestaron al unísono la comitiva: ¡ Ole Bowels!
Clavaron en tierra el pendón del reino, y entre la vegetación observaron como atisbaban los rostros de unos indígenas que se acercaban temerosos y con curiosidad a los nuevos seres que llegaban, de repente, un saetazo de uno de los soldados atravesó el corazón de uno de ellos y Bowels gritó: ¡ Qué no quede uno vivo!
Fue el comienzo del “ Descubrimiento”de América, que no fue llamada América, sino Plunderingland, en honor al saqueo al que fue sometido el continente.
Los ingleses, tan castos ellos, no trasmitieron a los pueblos nativos la sífilis y la viruela, pero en cambio si trajeron su repugnante cultura culinaria.
En la actualidad....