Cronología

Ayer
solía tener una concepción diferente de las aves que con su trinar acompañan a los viandantes tempraneros de mi vecindario. Las veía tan… ¿alegres? ¡Sí, esa es la palabra, alegres! Despertaban a los más avezados dormilones, yo incluida. Me recordaban que era hora del primer abrazo, la primera caricia de este nuevo día.

Hoy
me parecen unos animales agoreros y malvados que vienen a mi ventana a despertarme de mi ensueño, a destrozar mi fantasía de estar en tus brazos y recordarme, con su canto, que éste será otro día de soledad. Odio a todas esas avechuchas y a sus sonoros cantos que ensombrecen cada día con el recuerdo de tu ausencia.

Mañana
iré de compras, me procuraré una honda y varias canicas. He decidido vengarme, tomaré la justicia por mi cuenta: ya no se burlarán de estos desventurados pajarracos. No se conformaron con cantar en mis días tristes, hoy han venido en parejas a regodearse en mi amargura y mi soledad. Definitivamente, ¡deben morir!