Largos fueron los días de navegación en alta mar, pero antes de enfrentarse al inmenso océano, la expedición realizó un atraque de revisión en Portugal, aliado natural de Inglaterra y lugar seguro y apartado de los Castellanos, un pueblo vil con guerrillas internas de reconquista cuyos reyes, Isabel y Fernando tenían fama de poco aseados...
Atracaron en Lisboa, conocida como la señora de los Mares y lugar donde Sir Christopher Bowels fue recibido en audiencia por su majestad Juan II, a éste le entregó un presente de Enrique VII, en concreto un repugnante pastel de carne elaborado por la reina Margarita con sus manos.
Al partir, Sir Christopher oteó el horizonte al oeste, después se viró y observó al este la costa donde desembocaba el río más largo de la península, el Tajo, lo que él no sabía era que el Tajo, al lado de los ríos que descubriría era una meada de callejón londinense...